Folclore, folclor, folklore: definición, significado, concepto orígenes y tipos
El folclore es un concepto amplio que engloba diversas manifestaciones culturales, incluyendo creencias, tradiciones, leyendas, canciones, danzas, rituales y otros conocimientos que son transmitidos de forma oral, por medio de la observación o la imitación, de una generación a otra. Este conjunto de elementos culturales se mantiene vivo y en constante evolución, adaptándose a las necesidades y propósitos de quienes los transmiten, así como a las cambiantes circunstancias sociales y culturales.
El término folclore fue acuñado por el anticuario inglés William John Thoms en el siglo XIX, como una alternativa al concepto de “antigüedades populares”, para referirse a la rica variedad de expresiones culturales que forman parte del patrimonio intangible de la humanidad. En resumen, el folclore es un tesoro invaluable que refleja la diversidad y riqueza de las culturas del mundo, y que merece ser valorado, preservado y difundido para las generaciones presentes y futuras.
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FOLCLORE Y CULTURA POPULAR
En la actualidad, los estudiosos del folclore han desarrollado una distinción entre las manifestaciones culturales auténticamente folclóricas y otros elementos que a menudo se incluyen en la categoría general del folclore, como las canciones populares o las historias y leyendas del pasado. Para algunos folcloristas, estos materiales son más bien conocimientos populares o cultura popular, aunque es cierto que hay una interacción constante entre la tradición folclórica y la cultura popular.
De hecho, las formas populares a menudo se inspiran en elementos auténticamente folclóricos, y a su vez, algunos conocimientos populares llegan a ser tan conocidos que se integran en la tradición oral y se adaptan a los grupos folclóricos. En definitiva, aunque existen ciertas diferencias entre estas categorías, el folclore en todas sus formas es un tesoro cultural que merece ser explorado, estudiado y apreciado por su valor como expresión de la diversidad humana.
ORÍGENES Y TIPOS DE FOLCLORE
Los expertos en el campo de la cultura y la tradición sostienen que el folclore no se limita únicamente a las zonas rurales, sino que también se encuentra presente en las áreas urbanas, y en lugar de extinguirse, continúa siendo un elemento activo en el aprendizaje de todas las comunidades, desde las unidades familiares hasta las nacionales, aunque de diferentes formas y con funciones variadas.
El folclore, en su calidad de actividad recreativa y conjunto de afirmaciones y creencias no comprobables, sigue siendo un componente vital de la sociedad actual. La diversidad de objetivos y procedimientos de investigación que emplean antropólogos, sociólogos, psicólogos, lingüistas y escritores ha contribuido significativamente a cambiar la tendencia previa de considerar la literatura y las costumbres folclóricas como algo extravagante y romántico, o como algo inferior a la cultura tradicional. Hoy en día, el folclore es valorado como parte integral del proceso de aprendizaje humano y como una fuente crucial de información para la historia de la humanidad.
El rico y variado material folclórico se puede dividir en cinco amplias áreas que abarcan creencias, costumbres, relatos, canciones y refranes, y arte popular. Las creencias populares son un compendio de ideas que han preocupado al ser humano desde hace mucho tiempo, desde cuestiones relacionadas con la salud hasta especulaciones sobre la vida después de la muerte, incluyendo supersticiones, magia, adivinación, brujería y leyendas sobre apariciones fantasmales o criaturas mitológicas y fantásticas.
Las costumbres, por su parte, abarcan todo lo relacionado con las celebraciones, los juegos y las danzas, y también se extienden a la gastronomía y a la indumentaria. Los relatos incluyen baladas y diversos tipos de cuentos tradicionales, a veces basados en personajes reales o en hechos históricos, así como música tradicional. Las canciones y refranes, en cambio, se refieren a rimas infantiles, trabalenguas y acertijos. Por último, el arte popular es una manifestación artística creada por la comunidad de forma anónima, que expresa el carácter de la vida en sociedad de una región determinada. En definitiva, el folclore representa una fuente inagotable de tradición y cultura, que se mantiene viva gracias al compromiso y la participación activa de las personas que forman parte de ella.
PRIMEROS ESTUDIOS FOLCLÓRICOS
El estudio académico del folclore como disciplina específica se remonta a alrededor de 300 años atrás. Entre las primeras obras que abordaron esta temática se encuentran Traité des superstitions (Tratado de las supersticiones, 1679), escrita por el francés Jean Baptiste Thiers, y Miscellanies (Misceláneas, 1696), de autoría del inglés John Aubrey, en las que se tratan creencias y costumbres populares relacionadas con la interpretación de augurios, sueños, premoniciones y manifestaciones sobrenaturales.
Estas obras y otras de la misma época sentaron las bases para el estudio del folclore, abriendo el camino para que los investigadores del futuro profundizaran en el conocimiento de las tradiciones, las costumbres y las leyendas que conforman la riqueza del patrimonio cultural de las diferentes regiones del mundo. Con el tiempo, el estudio del folclore se ha convertido en una disciplina académica rigurosa y compleja que abarca una amplia gama de áreas de investigación y metodologías, lo que ha permitido una comprensión más completa y detallada de las expresiones populares y sus implicaciones culturales, sociales e históricas.
Uno de los primeros textos de gran importancia dedicado al folclore es Antiquitates Vulgares (Antigüedades vulgares, 1725), una obra escrita por el sacerdote británico Henry Bourne que se enfoca en las costumbres populares asociadas a las celebraciones religiosas. Este trabajo fue un importante punto de partida para el estudio académico del folclore, y ayudó a sentar las bases para la recolección y catalogación de tradiciones y costumbres populares en el futuro.
Otro libro fundamental para la consolidación del estudio del folclore es Reliquias de la poesía antigua inglesa (3 volúmenes, 1765), editado por el poeta, anticuario y obispo inglés Thomas Percy. Este trabajo recopila una importante cantidad de baladas inglesas y escocesas, y es considerado como un hito en la historia de la literatura popular.
Por su parte, Observaciones sobre las costumbres populares de Gran Bretaña (1777), del anticuario y sacerdote inglés John Brand, es un libro que cataloga y describe el origen de muchas costumbres del país, y que se convirtió en una obra de referencia indispensable para el estudio del folclore británico. En conjunto, estas obras y otras similares representan un importante legado para la comprensión y el estudio del folclore, y han sentado las bases para la consolidación de una disciplina académica que hoy en día sigue siendo relevante y vibrante.
El estudio del folclore en Europa no se limitó a Gran Bretaña y Alemania, sino que también se expandió a otros países, como España. En este país, A. Machado y Álvarez inició en 1885 los estudios metódicos sobre el folclore español, y en 1922 A. Guichot y Sierra publicó su libro Noticia histórica de folclore, que se centró en el folclore en Europa y especialmente en España. También en España, en 1931 apareció el libro Folclore y costumbres de España, de Navasmés, que exploró el folclore y las tradiciones populares de diferentes regiones de España.
Otra obra importante sobre el tema es el Manual del folclore, publicado en 1947 por L. Hoyos Sáinz, que ofrece una visión general del folclore español, incluyendo los mitos, leyendas, canciones, bailes, tradiciones y costumbres populares. En resumen, el estudio del folclore en diferentes países europeos ha permitido preservar y difundir el patrimonio cultural y las tradiciones populares de las comunidades locales.
ESTUDIOS MODERNOS
Durante el siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX, el interés en la recopilación y análisis del folclore se extendió por toda Europa, y cada vez más investigadores se dedicaron a este campo de estudio. Surgieron numerosas revistas y sociedades especializadas en la recopilación y preservación de la herencia folclórica de cada país. En particular, el filólogo alemán Theodor Benfey fue uno de los primeros en establecer las bases del estudio comparativo en este campo, cuyas teorías fueron adoptadas por otros investigadores.
Entre ellos, destacan el clasicista y folclorista escocés Andrew Lang, quien escribió importantes obras como Costumbres y mitos (1884) y Mitos, literatura y religión (2 volúmenes, 1887), y el antropólogo británico James George Frazer, cuyo libro La rama dorada (1890, ampliado a 13 volúmenes en 1915) es una obra fundamental para el estudio antropológico del folclore. Sin duda, estos investigadores y sus contribuciones fueron decisivas para el desarrollo de la disciplina del folclore en Europa.
En la primera mitad del siglo XX, la tecnología permitió a los estudiosos del folclore registrar y preservar de manera más efectiva la música y las tradiciones orales. En Dinamarca, por ejemplo, se empleó el gramófono de Edison para grabar canciones y música de las islas Feroe, Groenlandia y Dinamarca en 1905. Además, se desarrollaron métodos para establecer los elementos, la ubicación de origen y la fecha aproximada de los cuentos populares.
Antti Aarne, un reconocido folclorista finlandés, contribuyó significativamente en la creación de estos procedimientos. En 1910, Aarne creó un sistema importante para elaborar un índice de cuentos populares que se convirtió en una herramienta esencial para la investigación del folclore. La obra Tipos de cuentos populares (1928) del folclorista estadounidense Stith Thompson, que amplió y tradujo el sistema de Aarne, se convirtió en una obra de referencia clave para el análisis y la clasificación de cuentos populares.
SOCIEDADES FOLCLÓRICAS
En el continente europeo y en los Estados Unidos de América, se han establecido distintas organizaciones que tienen como finalidad fomentar la recolección de material folclórico, mediante la utilización de herramientas como grabadoras de cintas y cámaras fotográficas, con el objetivo de clasificarlo y analizarlo.
Estas sociedades de investigación han sido fundamentales para el desarrollo del estudio del folclore, que ha llegado a ser una herramienta valiosa para la investigación antropológica, etnológica y psicológica, así como en un campo de investigación en sí mismo. Entre estas organizaciones, destacan la English Folklore Society, creada en el año 1878; la Société Française des Traditions Populaires, que inició la publicación de la Revue des Traditions Populaires en Francia en el año 1886, y la American Folklore Society, fundada en el año 1888.
Existen otras importantes organizaciones a nivel internacional, como la Folklore Fellows, la cual fue creada en 1907 en Helsinki, Finlandia. Dicha organización ha publicado alrededor de 200 artículos con más de 40 índices en sus Folklore Fellows Communications. También se encuentra la International Society for Folk-Narrative Research, establecida en 1959 en Turku, Finlandia.
En España, los estudios sobre folclore español se llevan a cabo en el Instituto del Folclore y Tradiciones Populares, el cual está bajo la dependencia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, así como en el Museo del Pueblo Español de Madrid. Es importante destacar el trabajo del antropólogo Caro Baroja en el folclore regional.
En la década de 1870, en América Latina comenzó a emplearse el término folclore, siendo Francisco García Icazbalceta en México, el primer investigador en utilizarlo en un discurso llamado “Provincialismos mexicanos” en 1885. Eduardo de la Barra también lo utilizó en 1894 en Chile, al proponer la creación de lo que él llamó Folclore Chileno. Arístides Rojas, en Venezuela, publicó en 1895 Contribuciones al folclore venezolano, lo que demuestra el interés creciente en este tema. Nicolás León, especialista en etnología, incluyó una lección sobre folclore en sus cursos en el Museo Nacional de Antropología en México en 1906.
La primera sociedad folclórica de Chile se fundó en 1909 y en México en 1914. A lo largo del tiempo, el interés por el folclore ha ido en aumento, experimentando diversas etapas. En la década de 1930, se produjo una multiplicidad de iniciativas y propuestas en México, como las obras de Rubén Campos, quien publicó El folclore y la música mexicana (1928) y El folclore literario de México (1929), seguidas por la importante obra de María Luisa de la Torre, El folclore en México (1933). Ethnos, una revista dirigida por el sociólogo Pablo González Casanova, ha sido una gran impulsora de los temas folclóricos y ha promovido estudios e investigaciones en este ámbito.
Durante la década de 1930, hubo un surgimiento de sociedades folclóricas en varios países de Latinoamérica, como Argentina, Colombia y México. Posteriormente, en Chile se fundó el Instituto de Investigaciones Folclóricas en 1943, mientras que en Buenos Aires se creó el Instituto Nacional de la Tradición Argentina en el mismo año, el cual más tarde se convirtió en el Instituto Nacional de Antropología en 1960.
En Venezuela, el Servicio de Investigaciones Folclóricas Nacionales se estableció en 1947. Estas organizaciones han contribuido significativamente a la promoción y estudio del folclore en Latinoamérica.
A partir de la década de 1960, se ha registrado un progreso significativo en el campo del folclore en América Latina, gracias al desarrollo de investigaciones, estudios y a la creación de nuevas instituciones especializadas. Este avance es resultado de varios años de trabajo y dedicación por parte de múltiples generaciones de investigadores y estudiosos del tema.