El Riñón, estructura y funcionamiento – ENFERMEDADES DEL RIÑÓN

El Riñón, es cada uno de los órganos en pareja cuya labor primordial es la producción y eliminación de orina. Los riñones son un par de órganos en forma de legumbre, cada uno con un tamaño similar al de un puño cerrado. Se encuentran localizados justo debajo de la cavidad torácica (costillas), uno a cada lado de la columna vertebral.

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Los riñones en buen estado filtran aproximadamente media taza de sangre por minuto, eliminando los productos de desecho y el exceso de agua para generar orina. La orina luego es transportada desde los riñones a la vejiga a través de dos conductos musculares delgados conocidos como uréteres, uno en cada lado de la vejiga. La vejiga, a su vez, almacena la orina. Los riñones, uréteres y vejiga son componentes del sistema urinario.

ESTRUCTURA

En el organismo humano, los riñones se encuentran ubicados a ambos lados de la columna vertebral, en la región lumbar, rodeados por una capa de tejido graso llamada cápsula adiposa renal. Tienen una forma similar a la de una judía o frijol, con un borde externo convexo y un borde interno cóncavo. En este último borde se encuentra una cavidad llamada hilio, por donde ingresan y salen los vasos sanguíneos, los vasos linfáticos y los nervios. En la parte anterior del hilio se encuentra la vena renal, encargada de recoger la sangre del riñón, mientras que en la parte posterior se encuentra la arteria renal, encargada de llevar la sangre hacia el riñón. En una posición más posterior se localiza el uréter, un conducto que transporta la orina hacia la vejiga. El hilio se amplía dentro del riñón formando una cavidad más profunda llamada seno renal, por donde transcurren los nervios y los vasos sanguíneos, y donde el uréter se ensancha, formando un pequeño saco conocido como pelvis renal.

En el interior del riñón, se pueden identificar dos áreas distintas: la corteza, que se encuentra en la periferia y tiene un color rojizo, y la médula, que se encuentra más internamente y tiene un tono marrón. En la médula, se encuentran estructuras con forma de cono invertido conocidas como pirámides, cuyas papilas renales se dirigen hacia el centro del riñón. Los conductos papilares que atraviesan estas pirámides desembocan en estructuras llamadas cálices menores, que a su vez se unen para formar los cálices mayores. Estos cálices mayores se conectan en una cavidad llamada pelvis renal.

La nefrona es la unidad estructural y funcional básica del riñón, y se estima que cada riñón humano contiene alrededor de un millón de ellas, que se extienden desde la corteza hasta la médula renal. Cada nefrona está compuesta por un corpúsculo renal, donde ocurre la filtración del plasma, y un túbulo renal, donde se recolecta y modifica el líquido filtrado. El corpúsculo renal se compone de dos elementos: el glomérulo de Malpighi y la cápsula de Bowman. El glomérulo es una red esférica o en forma de ovillo de capilares, rodeados por la cápsula de Bowman, una capa delgada de revestimiento endotelial en forma de copa, que se extiende hacia el túbulo renal.

Los conductos renales, también conocidos como sistema tubular, son responsables de transportar y transformar la orina a lo largo de su trayecto. Se pueden identificar tres secciones diferentes en los conductos renales: el túbulo contorneado proximal, que es la parte del conducto que está conectada a la cápsula de Bowman; el asa de Henle, que consta de una porción descendente y otra ascendente; y el túbulo contorneado distal. Los conductos renales de varias nefronas se unen en un solo conducto, conocido como conducto colector. A su vez, los distintos conductos colectores se agrupan en conductos papilares, que desembocan en los cálices menores, a través de los cuales la orina fluye hacia los cálices mayores y finalmente llega a la pelvis renal y a los uréteres.

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FUNCIÓN

La orina se genera en los riñones mediante el proceso de filtración de la sangre en los glomérulos. A medida que el líquido filtrado pasa a través de los túbulos renales y los conductos colectores, su composición se modifica mediante procesos de reabsorción y secreción. Por último, la orina es transportada por los conductos papilares hasta la pelvis renal, desde donde desciende a través de los uréteres hasta llegar a la vejiga, donde se almacena.

Filtración

En el corpúsculo renal es donde ocurre la filtración. En cada nefrona, el agua y la mayoría de los solutos del plasma son filtrados desde los capilares glomerulares hacia el interior de la cápsula de Bowman. La presión arterial en los capilares glomerulares es alta, lo que facilita la filtración, pero esta es contrarrestada por la presión ejercida por las proteínas del plasma y el líquido en la cápsula. Sin embargo, las células sanguíneas, plaquetas y la mayoría de las proteínas no son filtradas. La cantidad de líquido filtrado en un minuto en todos los corpúsculos renales se conoce como filtración glomerular. La regulación de la filtración glomerular ocurre a través de mecanismos de autorregulación renal, regulación neural de los vasos sanguíneos mediante fibras simpáticas del sistema nervioso autónomo, y regulación hormonal a través de la angiotensina II y el péptido natriurético auricular.

Reabsorción y secreción

La reabsorción implica el retorno activo o pasivo a la circulación sanguínea de casi la totalidad del agua y muchos de los solutos filtrados, como aminoácidos, urea, glucosa e iones como sodio, potasio, calcio, cloruro, bicarbonato y fosfato. Esta reabsorción ocurre en todas las células epiteliales del túbulo renal y del conducto colector, y se lleva a cabo mediante procesos como ósmosis, difusión, difusión facilitada, cotransporte y contratransporte, siendo el túbulo contorneado proximal el sitio principal de reabsorción. Por ejemplo, el sodio regresa a la sangre a través de cotransportadores, junto con otros solutos como la glucosa, que se reabsorbe intercambiándose con la secreción de H+ mediante contratransportadores Na+/H+.

La reabsorción de sodio y otros solutos crea un gradiente osmótico que facilita la reabsorción de agua por ósmosis. En el túbulo contorneado proximal, se reabsorbe aproximadamente el 65% del agua filtrada. A medida que el líquido filtrado llega al asa de Henle, contiene menos glucosa, aminoácidos y otros nutrientes, lo que resulta en una menor reabsorción de agua e iones como sodio, potasio, calcio, bicarbonato y cloro. En el túbulo contorneado distal, la proporción de reabsorción de agua, cloro, sodio y calcio es mucho menor. Al llegar al conducto colector, prácticamente todo el agua y los solutos útiles filtrados han sido reabsorbidos de nuevo a la sangre.

En contraste, la secreción implica el movimiento de sustancias desde la sangre y las células del túbulo hacia el líquido filtrado. Algunas de las sustancias secretadas incluyen iones amonio, potasio, hidrogeniones, urea, creatinina y ciertos fármacos. La reabsorción y secreción en los túbulos renales están bajo la regulación de cuatro hormonas diferentes: la angiotensina II, la aldosterona, la hormona antidiurética y el péptido natriurético auricular.

La cantidad típica de orina excretada por un adulto en un período de 24 horas oscila entre uno o dos litros. Este volumen está sujeto a varios factores, como la ingesta de líquidos, la dieta, la presión arterial y las pérdidas a través de vómitos o sudoración en la piel, entre otros.

Los riñones desempeñan un papel fundamental en el mantenimiento del equilibrio de líquidos, niveles de sal y el equilibrio ácido-base del organismo. Cuando se produce alguna alteración en estos equilibrios, los riñones responden regulando la excreción de agua, sal e hidrogeniones (iones de hidrógeno). Además, los riñones contribuyen a mantener la presión arterial dentro de los rangos normales mediante la secreción de la enzima renina y la producción de la hormona eritropoyetina, que estimula la producción de glóbulos rojos.

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ENFERMEDADES DEL RIÑÓN

La nefritis es una condición que se refiere a la inflamación del riñón, y existen varias formas de esta afección, siendo las más comunes la glomerulonefritis, y en menor medida, la pielonefritis y la nefritis tubulointersticial. Los principales signos de la nefritis incluyen la presencia de sangre en la orina (hematuria), así como la presencia de cilindros hemáticos y albúmina en el estudio microscópico de la orina (albuminuria leve a moderada). Además, es posible observar una disminución en el volumen de orina, edemas e hipertensión en los pacientes afectados por esta condición.

La forma más frecuente de nefritis es la glomerulonefritis postinfecciosa, la cual suele aparecer entre tres y seis semanas después de una infección estreptocócica, debido a una respuesta inmunológica. Los síntomas pueden incluir hematuria, con la orina presentando un aspecto escaso, pardusco o sanguinolento. Sin embargo, el pronóstico suele ser favorable y la mayoría de los pacientes se recuperan sin secuelas. Por otro lado, existe otro grupo de glomerulonefritis de causa desconocida, posiblemente autoinmune, que tiene un pronóstico menos favorable y tiende a progresar más rápidamente hacia la insuficiencia renal.

La pielonefritis es una infección bacteriana que afecta al riñón. En su forma aguda, suele presentarse con fiebre, escalofríos, dolor en el costado afectado, necesidad frecuente de orinar y ardor al orinar. Por otro lado, la pielonefritis crónica es una enfermedad de larga duración que progresa gradualmente y generalmente no presenta síntomas (es asintomática), pero puede provocar daño renal y uremia. Esta condición es más común en personas con diabetes y afecta con mayor frecuencia a mujeres que a hombres.

Otro trastorno común es el síndrome nefrótico, caracterizado por la excreción de grandes cantidades de albúmina en la orina debido a un aumento en la permeabilidad de la membrana de filtración renal. Esto suele provocar edema en áreas como los ojos, pies, tobillos y abdomen, así como un aumento en los niveles de colesterol en la sangre y una producción de orina casi normal. El síndrome nefrótico puede estar asociado con enfermedades glomerulares de causa desconocida o enfermedades sistémicas como la diabetes mellitus.

La insuficiencia renal se refiere a la reducción o interrupción de la capacidad de filtración glomerular, pudiendo ocurrir de forma repentina (insuficiencia renal aguda) o progresiva (insuficiencia renal crónica). La hidronefrosis es el resultado de la obstrucción del flujo de orina en las vías urinarias, generalmente causada por anomalías congénitas en los uréteres o por una hipertrofia de la próstata. Por otro lado, la nefroesclerosis arteriolar se origina debido a la lesión de las arteriolas renales, causada por una exposición prolongada a presiones elevadas, a menudo asociadas con hipertensión de origen desconocido.

Los cálculos renales, también conocidos como piedras en el riñón, se forman debido a la acumulación de cristales de sales presentes en la orina. La mayoría de los cálculos están compuestos de calcio, especialmente oxalato de calcio. También pueden formarse cálculos a partir de ácido úrico, cisteína y fosfato amónico. Entre los factores de riesgo se encuentran los trastornos que aumentan la concentración de sales en la orina. En algunos casos, los cálculos pueden aparecer cuando los niveles de calcio en la sangre se elevan anormalmente, como en la hipercalciuria, una enfermedad hereditaria, o en enfermedades que afectan a las glándulas paratiroides.

En ocasiones, surgen en situaciones en las que el nivel de ácido úrico en la sangre se encuentra elevado (consultar Gota), generalmente debido a una alimentación inapropiada. El consumo excesivo de calcio y oxalato en la dieta, combinado con una hidratación insuficiente, también puede propiciar la aparición de piedras en los riñones. Sin embargo, en la mayoría de los casos, la causa es desconocida. Estos cálculos pueden causar hemorragias, infecciones secundarias u obstrucciones. Cuando su tamaño es pequeño, tienden a descender por el uréter hasta la vejiga, ocasionando un dolor agudo que a menudo va acompañado de náuseas, vómitos y, en ocasiones, presencia de sangre en la orina. El intenso dolor cólico producido por los cálculos requiere el uso de analgésicos potentes para su tratamiento.

Una vez que la piedra llega a la vejiga, es posible que se expulse a través de la orina sin causar molestias. Sin embargo, si la piedra es demasiado grande para ser expulsada naturalmente, puede ser necesario recurrir a la cirugía o a la litotricia (también conocida como litotripsia). La litotricia es un procedimiento en el cual se utilizan ondas de choque generadas por un aparato externo al cuerpo para fragmentar los cálculos en pedazos más pequeños que puedan ser eliminados de manera más fácil.

La uremia se manifiesta en la etapa avanzada de las enfermedades renales crónicas y es el resultado tanto del deterioro en la capacidad de los riñones para eliminar los productos nitrogenados derivados del metabolismo de las proteínas, que se acumulan en la sangre, como de la alteración de las funciones metabólicas y endocrinas que normalmente realiza el riñón, como la regulación del equilibrio hidroelectrolítico y la síntesis de hormonas.

Los avances en las técnicas de diálisis periódica, que buscan eliminar los productos de desecho y toxinas de la sangre, junto con el aumento de los trasplantes de riñón, han representado un importante progreso en el tratamiento de los pacientes con enfermedades renales. El tumor de Wilms, también conocido como nefroblastoma, es un tipo de cáncer renal que suele aparecer en niños pequeños. Los recientes avances en su tratamiento han logrado tasas de curación muy altas.

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