El Ojo y sus partes, ¿cómo funciona la vista?
El Órgano de la visión, es una estructura presente tanto en los seres humanos como en los animales, encargada de captar estímulos visuales. Los ojos presentan una amplia variedad de estructuras y capacidades, desde órganos simples que solo diferencian entre luz y oscuridad, hasta complejas estructuras presentes en los seres humanos y otros mamíferos, capaces de percibir sutiles variaciones de forma, color, brillo y distancia. Sin embargo, es importante destacar que el verdadero procesamiento de la visión ocurre en el cerebro, siendo el ojo el encargado de transformar las vibraciones electromagnéticas de la luz en impulsos nerviosos específicos que se transmiten al cerebro.
Los músculos de ambos ojos trabajan en conjunto, coordinándose para converger su enfoque en un punto preciso y lograr que las imágenes de ambos ojos coincidan. Esta convergencia es esencial para evitar la visión doble. Además, el movimiento de los ojos y la fusión de las imágenes también juegan un papel importante en la percepción visual del tamaño y la distancia.
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EL OJO HUMANO
El globo ocular, que es la estructura completa del ojo, tiene forma esférica con un diámetro aproximado de 2,5 cm y presenta un marcado abombamiento en su superficie frontal. La cubierta externa del ojo está compuesta por tres capas de tejido: la esclerótica, que es la capa más externa y tiene una función protectora, cubriendo aproximadamente cinco sextos de la superficie del ojo y continuando en la parte frontal con la córnea transparente; la úvea, que es la capa intermedia y se compone de tres partes distintas: la coroides, altamente vascularizada, que reviste las tres quintas partes posteriores del globo ocular, seguida por el cuerpo ciliar, que está formado por los procesos ciliares, y finalmente el iris, que se encuentra en la parte frontal del ojo. La capa más interna es la retina, que es sensible a la luz.
La córnea es una membrana fuerte compuesta por cinco capas, a través de la cual la luz entra en el ojo. Detrás de la córnea se encuentra una cámara llena de un fluido claro y húmedo llamado humor acuoso, que separa la córnea de la lente del cristalino. La lente del cristalino es en sí misma una esfera aplanada, compuesta por numerosas fibras transparentes dispuestas en capas. Está conectada al músculo ciliar, que tiene forma de anillo y la rodea a través de ligamentos. El músculo ciliar y los tejidos circundantes forman el cuerpo ciliar, el cual modifica la forma de la lente, aplanándola o redondeándola, lo que a su vez cambia su longitud focal.
El iris es una estructura coloreada que se encuentra suspendida entre la córnea y el cristalino, y tiene una apertura circular en el centro llamada pupila. El tamaño de la pupila está determinado por un músculo que rodea sus bordes y se contrae o relaja, lo que controla la cantidad de luz que entra en el ojo. De esta manera, el iris actúa como un regulador automático de la cantidad de luz que penetra en el ojo, protegiendo así la retina de una exposición excesiva a la luz brillante y ajustándose a las condiciones de iluminación del entorno.
En la región posterior del ojo, después de la lente, se encuentra una sustancia gelatinosa y transparente llamada humor vítreo, que llena el cuerpo principal del ojo. Esta sustancia está contenida en una fina membrana conocida como membrana hialoidea. La presión del humor vítreo ayuda a mantener el globo ocular en una forma distendida, contribuyendo así a mantener su estructura y forma adecuadas.
La retina es una capa compleja compuesta mayormente por células nerviosas especializadas. En su superficie externa, detrás de una capa de tejido pigmentado, se encuentran células receptoras sensibles a la luz con forma de conos y bastones, organizadas como fósforos en una caja. La retina, ubicada detrás de la pupila, presenta una pequeña mancha amarilla llamada mácula lútea, en cuyo centro se encuentra la fóvea central, una región del ojo con una agudeza visual excepcional.
La capa sensorial de la fóvea está compuesta exclusivamente por células con forma de conos, mientras que en las áreas circundantes también se encuentran células con forma de bastones. A medida que nos alejamos de esta zona sensible, las células con forma de conos disminuyen en número y en los bordes exteriores de la retina solo se encuentran células con forma de bastones.
El nervio óptico penetra en el globo ocular desde abajo, inclinado hacia el lado interno de la fóvea central, y crea en la retina una pequeña área redondeada conocida como disco óptico. Esta estructura constituye el punto ciego del ojo, ya que no contiene células sensibles a la luz y, por lo tanto, no permite la percepción de imágenes.
FUNCIONAMIENTO DEL OJO
En términos generales, los ojos de los animales operan de manera similar a las cámaras fotográficas básicas. La lente del cristalino proyecta una imagen invertida de los objetos en la retina, que actúa como la película fotosensible del ojo.
Como se ha mencionado previamente, la capacidad de enfoque del ojo se debe a la adaptación de la lente del cristalino, que se aplana o redondea, un proceso conocido como acomodación. En un ojo sano, la acomodación no es necesaria para ver objetos lejanos, ya que se enfocan en la retina cuando la lente está aplanada gracias al ligamento suspensorio. Sin embargo, para ver objetos cercanos, el músculo ciliar se contrae y relaja el ligamento suspensorio, lo que permite que la lente se redondee progresivamente. En los niños, esta capacidad de enfoque puede ser extremadamente cercana, incluso a una distancia tan corta como 6,3 cm.
Conforme una persona envejece, las lentes del ojo tienden a volverse más rígidas, lo que resulta en una disminución de la visión cercana a alrededor de 15 cm a los 30 años y 40 cm a los 50 años. En los últimos años de vida, la mayoría de las personas pierden la capacidad de acomodar sus ojos a distancias cortas, lo que se conoce como presbiopía. Sin embargo, este problema de visión cercana se puede corregir utilizando lentes convexas especiales. Las diferencias en el tamaño relativo de las estructuras del ojo son responsables de los defectos de hipermetropía o presbicia y miopía o cortedad de vista. Consulte “Gafas” y “Visión” para obtener más información.
Debido a la organización nerviosa de la retina, la región de la fóvea es la que permite una mayor claridad en la visión. Las células en forma de conos están individualmente conectadas con otras fibras nerviosas, lo que les permite reproducir y distinguir pequeños detalles de los estímulos visuales. En contraste, las células en forma de bastones se conectan en grupos y responden a estímulos que afectan a un área más amplia (por ejemplo, estímulos luminosos), pero no tienen la capacidad de discernir los pequeños detalles de la imagen visual.
La disposición y estructura de estas células en el ojo lleva a una división del campo visual en una pequeña región central de alta agudeza y las áreas circundantes con menor agudeza pero mayor sensibilidad a la luz. Esto permite que durante la noche, los objetos difusos sean visibles en la periferia de la retina cuando son invisibles para la fóvea central.
El proceso de visión nocturna implica la sensibilización de las células en forma de bastones mediante un pigmento llamado púrpura visual o rodopsina, que se sintetiza internamente. La producción de este pigmento requiere de vitamina A, y su deficiencia puede causar ceguera nocturna. La rodopsina se blanquea con la exposición a la luz, y los bastones necesitan regenerarla en la oscuridad. Por eso, cuando una persona entra a una habitación oscura después de estar expuesta a la luz del sol, no puede ver hasta que el pigmento se regenere; la sensibilidad a niveles bajos de iluminación indica que los ojos se han adaptado a la oscuridad.
En la capa externa de la retina se encuentra un pigmento de color marrón o pardusco que cumple la función de proteger a las células en forma de conos de una exposición excesiva a la luz. Cuando la luz intensa llega a la retina, los gránulos de este pigmento se desplazan a los espacios alrededor de estas células, recubriéndolas y ocultándolas. Este proceso permite a los ojos adaptarse a la luz.
La mayoría de las personas no son conscientes de las diferentes áreas en las que se divide su campo visual. Esto se debe a que los ojos están en constante movimiento y la retina se activa en una u otra región, dependiendo de a qué objeto se preste atención. Los movimientos del globo ocular, tales como hacia la derecha, izquierda, arriba, abajo y a los lados, son realizados por los seis músculos oculares y son extremadamente precisos. Se estima que los ojos pueden moverse para enfocar en al menos cien mil puntos diferentes del campo visual.
Los músculos que controlan los dos ojos trabajan de manera coordinada, lo que les permite converger su enfoque en un punto específico para que las imágenes de ambos ojos coincidan. Esto es crucial para evitar la visión doble. Además, el movimiento ocular y la fusión de las imágenes también juegan un papel importante en la percepción visual del tamaño y la distancia.
ESTRUCTURAS PROTECTORAS
Varias estructuras ajenas al globo ocular contribuyen a su protección. Los párpados superiores e inferiores son especialmente importantes. Estos pliegues de piel y tejido glandular pueden cerrarse gracias a los músculos que los controlan, formando una cubierta protectora sobre el ojo para evitar el exceso de luz o lesiones mecánicas. Las pestañas, pequeños pelos en los bordes de los párpados, actúan como una pantalla que previene la entrada de partículas e insectos cuando los ojos están abiertos. Por detrás de los párpados, adosada al globo ocular, se encuentra la conjuntiva, una fina membrana protectora que se pliega para cubrir la zona visible de la esclerótica. Además, cada ojo cuenta con una glándula o carúncula lagrimal en su esquina externa para contribuir a la protección ocular.
Estas glándulas segregan un líquido salino que lubrifica la parte frontal del ojo cuando los párpados están en reposo y limpia su superficie de posibles partículas de polvo u otros objetos extraños. En términos generales, el parpadeo en el ojo humano es un reflejo que ocurre aproximadamente cada seis segundos. Sin embargo, si el polvo llega a la superficie ocular y no es eliminado por el parpadeo, los párpados se cerrarán con mayor frecuencia y se producirá una mayor cantidad de lágrimas con el fin de limpiar y proteger el ojo.
En los bordes de los párpados se localizan las glándulas de Meibomio, que son de pequeño tamaño y producen una secreción sebácea que lubrica los párpados y las pestañas. Las cejas, situadas encima de los ojos, también cumplen una función protectora, ya que absorben o desvían el sudor o la lluvia, evitando que la humedad se introduzca en los ojos. Las cavidades cóncavas en el cráneo donde se encuentran los ojos se conocen como órbitas oculares, y sus bordes óseos, junto con el hueso frontal y los pómulos, protegen el globo ocular de posibles lesiones traumáticas causadas por golpes o impactos.
ANATOMÍA COMPARADA
En el reino animal, los ojos más simples se encuentran en los cnidarios y ctenóforos, que incluyen a los pólipos, las medusas y otros animales primitivos similares. Estos ojos son conocidos como ocelos y consisten en grupos de células pigmentadas que están asociadas con células sensoriales. Por lo general, estos grupos celulares están cubiertos por una capa densa de cutícula, que forma una especie de lente. Se encuentran ojos similares, aunque con una estructura algo más compleja, en los gusanos, insectos y moluscos.
En el reino Animal, se pueden encontrar dos tipos de ojos basados en la imagen que forman: ojos simples y ojos compuestos. Los ojos simples son similares a los ojos humanos, aunque la estructura puede variar entre diferentes grupos de animales. Algunos peces cartilaginosos de gran tamaño son ejemplos de especies menos evolucionadas que han desarrollado este tipo de ojo. Por otro lado, los ojos compuestos se encuentran exclusivamente en los artrópodos, y constan de una lente con múltiples facetas o divisiones, cada una de las cuales forma una imagen individual en una célula de la retina, creando así un campo visual en forma de mosaico. En algunos artrópodos, la estructura del ojo es más sofisticada, permitiendo la formación de una imagen combinada.
Los ojos de otros vertebrados comparten muchas similitudes con los ojos humanos, aunque pueden presentar modificaciones significativas. Por ejemplo, los animales nocturnos como gatos, búhos o murciélagos tienen una mayor cantidad y sensibilidad de células con forma de bastones en comparación con los humanos. Los delfines, por su parte, poseen siete mil veces más bastones en sus ojos, lo que les permite ver con claridad en las profundidades del mar. En la mayoría de los peces, los ojos tienen una córnea plana y una lente globular, lo que los adapta para la visión de objetos cercanos. Por otro lado, en las aves, los ojos se han alargado de adelante hacia atrás, lo que les permite formar imágenes más grandes de objetos distantes en su retina.
ENFERMEDADES DEL OJO
La afección más frecuente que afecta a los párpados es el orzuelo, una infección de los folículos de las pestañas causada generalmente por estafilococos. Los orzuelos internos se desarrollan en el interior de los párpados, no en los bordes, y son infecciones similares que afectan a las glándulas de Meibomio. En ocasiones, los abscesos en los párpados pueden ser el resultado de heridas penetrantes. También pueden presentarse defectos congénitos en los párpados, como el coloboma o fisura en el párpado, así como la ptosis o caída del párpado superior. Entre los defectos adquiridos se encuentra el simbléfaron, que es la adherencia de la superficie interna del párpado al globo ocular y puede ocurrir como resultado de quemaduras.
El entropión, que es la inversión del interior del párpado hacia la córnea, y el ectropión, que es la eversión del párpado hacia el exterior, pueden ser causados por cicatrices o contracciones musculares espasmódicas debidas a irritación crónica. Los párpados también pueden verse afectados por diversas enfermedades cutáneas, como eccema y acné, así como por tumores benignos y malignos. Otra afección común del ojo es la infección de la conjuntiva, que es la membrana mucosa que recubre el interior de los párpados y el exterior del globo ocular. Consultar Conjuntivitis y Tracoma para obtener más información sobre estas afecciones oculares.
Las anomalías de la córnea suelen ocurrir como consecuencia de una lesión y pueden resultar en la pérdida de transparencia y deterioro de la visión. No obstante, también pueden surgir como una consecuencia secundaria de una enfermedad, como el edema o la hinchazón de la córnea que a veces se presenta en casos de glaucoma.
La capa intermedia del ojo, conocida como coroides, contiene la mayoría de los vasos sanguíneos del globo ocular, lo que la hace propensa a infecciones bacterianas y secundarias causadas por intoxicaciones. Entre las infecciones bacterianas destacan aquellas causadas por bacterias de la tuberculosis y la sífilis. Además, el cáncer puede desarrollarse en los tejidos coroideos o ser transportado desde tumores en otras partes del cuerpo hasta el ojo. La retina, que se encuentra inmediatamente detrás de la coroides, también está expuesta a este tipo de infecciones.
La fibroplasia retrolental es una afección que afecta a los niños prematuros y puede causar el desprendimiento de la retina, lo que resulta en una ceguera parcial. Aunque las causas de esta enfermedad son desconocidas, se cree que está relacionada con anomalías en los vasos sanguíneos. Además, la retina también puede desprenderse después de una cirugía de cataratas, y en ocasiones se utiliza la terapia con rayos láser para volver a unir la retina en el interior del ojo. Otra enfermedad que afecta la visión es la degeneración macular, que afecta a la mácula lútea y es una causa común de pérdida de visión en personas mayores.
El nervio óptico es responsable de llevar las fibras nerviosas de la retina hasta el cerebro transmitiendo los impulsos nerviosos. La retina y el nervio óptico son irrigados por la arteria y la vena centrales, cuya vaina se conecta con los espacios linfáticos cerebrales. La inflamación de la parte interna del nervio óptico se conoce como neuritis óptica o papilitis, mientras que la inflamación que ocurre en la parte detrás del ojo se llama neuritis retrobulbar. El edema o hinchazón del lugar donde el nervio óptico entra en el ojo o el disco óptico puede ocurrir debido a una presión elevada en el cráneo o un aumento de la presión arterial, como en el caso de tumores cerebrales, y se conoce como papiloedema.
TRASPLANTES DE CÓRNEA
El tejido de la córnea puede ser obtenido de donantes recién fallecidos para llevar a cabo trasplantes oculares. En ocasiones, la opacidad o cicatrización de la córnea que causa ceguera puede ser curada mediante la extirpación quirúrgica de la porción afectada del tejido. Con las técnicas actuales, estos tejidos pueden mantenerse viables por un período de 48 horas, pero los estudios de conservación de córneas humanas mediante congelación indican que su vida útil podría extenderse a varios meses. El humor vítreo, que es el líquido presente en la cámara más grande del ojo, también puede ser preservado y distribuido para su uso en el tratamiento del desprendimiento de retina.