Flor: tipos y tipos de flores, evolución de una flor
La flor, como estructura biológica compleja, se considera el órgano reproductor de ciertas especies vegetales y desempeña un papel crucial en el ciclo de vida de las plantas. Por lo general, la flor es responsable de la producción de frutos que, a su vez, albergan las semillas necesarias para la propagación de la especie.
Es importante destacar que no todas las plantas que producen semillas poseen flores, ya que algunas, como las coníferas, generan las semillas en las escamas de estructuras especializadas denominadas conos o piñas. En este sentido, se evidencia la diversidad y complejidad del mundo vegetal y la adaptación de cada especie a su entorno particular.
Índice de contenidos
Introducción
La fragancia que emana de las flores surge de la generación de pequeñas cantidades de aceites volátiles, los cuales se producen a través de la alteración de los aceites esenciales presentes en los pétalos. Para la elaboración de perfumes naturales se utilizan diversas flores como el jacinto, el heliotropo, la mimosa, el jazmín, la flor de azahar, la rosa y la violeta. Estas fragancias cumplen un importante papel en la atracción de polinizadores, quienes se sienten atraídos por ellas.
Es interesante mencionar que algunas flores emiten olores desagradables con el objetivo de atraer a polinizadores específicos, como las moscas de la carne u otros insectos cercanos a ellas. A pesar de que estas flores desprenden un olor similar al de la carne en descomposición, no pertenecen a una familia o un orden particular dentro del reino vegetal.
Los colores que presentan las flores se deben a la presencia de dos tipos de pigmentos diferentes. Por un lado, existen pigmentos liposolubles que se encuentran en los cromoplastos, y por otro, hay pigmentos hidrosolubles que se albergan en las vacuolas de las células epidérmicas de los pétalos. En el caso de los tonos azules y púrpuras, estos son generados principalmente por pigmentos vacuolares conocidos como antocianinas, los cuales tienen la particularidad de cambiar de color dependiendo de factores como el grado de acidez o alcalinidad y el tipo exacto de antocianina presente en la solución vacuolar.
Así, si la solución es básica, el color será azul, si es neutra, el color será púrpura o violeta, y si es ácida, el color se tornará rojo. Por otro lado, los pigmentos cromoplásticos son los responsables de los tonos rojos, mientras que los pigmentos flavonoides, como en el caso de la prímula, aportan el color amarillo. Finalmente, el color blanco se debe a la presencia de pequeñas bolsas de aire entre las células que componen los pétalos.
Partes de una flor
La flor es una estructura compleja y fascinante que se encuentra en las plantas con flores, también conocidas como angiospermas. Se trata de una rama terminal que se compone de un tallo modificado, denominado eje floral o receptáculo. En este eje se encuentran diferentes tipos de apéndices especializados o hojas modificadas, dispuestos en verticilos. En las flores más evolucionadas, estas hojas se organizan en verticilos, mientras que, en las más primitivas, se disponen en espiral.
En una flor típica, podemos distinguir cuatro verticilos diferentes. El verticilo externo, llamado cáliz, está formado por varios sépalos que protegen el capullo floral antes de su apertura. El siguiente verticilo, conocido como corola, está compuesto por varios pétalos y, en muchos casos, presenta glándulas productoras de néctar que atraen a los polinizadores. El tercer verticilo es el androceo, que agrupa varios estambres encargados de producir el polen necesario para la reproducción. En algunos casos, puede haber dos verticilos de estambres. Por último, el gineceo es el verticilo más interno y está formado por varios carpelos que pueden estar soldados en un pistilo. Cada carpelo contiene, al menos, una placenta en la cual se insertan los óvulos o semillas inmaduras.
El cáliz y la corola forman, conjuntamente, el perianto. Es importante destacar que las plantas con flores se clasifican en dos grandes grupos: dicotiledóneas y monocotiledóneas. En las primeras, las piezas florales suelen presentarse en múltiplos de cuatro o cinco, mientras que, en las segundas, los números más comunes son los múltiplos de tres. En definitiva, la flor es una estructura fundamental en la reproducción de las plantas con flores y su complejidad y variedad son una muestra de la increíble diversidad que podemos encontrar en el mundo natural.
Polinización y fecundación
La reproducción sexual de las plantas con flores es posible gracias a las estructuras que se encuentran en las flores. Estas estructuras se dividen en dos partes: la masculina y la femenina. La parte masculina, conocida como estambre, está compuesta por el filamento y la antera. Por otro lado, la parte femenina, el carpelo, incluye el estigma, que recoge el polen, el ovario, que contiene el óvulo, y el estilo, un tubo que conecta el estigma con el ovario.
El polen se produce en la antera y cuando está maduro, se libera. Cada grano de polen contiene dos gametos masculinos. En la autopolinización, el polen llega al estigma de la misma flor, mientras que, en la polinización cruzada, que es la más común, el polen es transportado por el aire, el agua, los insectos o pequeños animales hasta una flor distinta.
Si el polen alcanza el estigma de una flor de la misma especie, se forma un tubo polínico que crece hacia abajo por el estilo y transporta los gametos masculinos hasta el óvulo. Dentro del saco embrionario del óvulo, un gameto masculino fecunda la ovocélula y forma un cigoto que da lugar al embrión. El segundo gameto masculino se une a dos células del saco embrionario llamadas núcleos polares para formar el endospermo nutritivo que rodea el embrión de la semilla.
En resumen, las flores contienen las estructuras necesarias para la reproducción sexual de las plantas con flores. El proceso de polinización y fecundación es esencial para la formación de nuevas semillas y la perpetuación de la especie. La complejidad de esta estructura es una muestra de la diversidad y complejidad del mundo natural.
Tipos de flores
La mayoría de las plantas con flores tienen flores que no siguen la norma previamente mencionada. Las flores que tienen todos los verticilos se llaman completas, mientras que las que carecen de uno o más se denominan incompletas. Algunas flores pueden tener varios verticilos de sépalos o pétalos. Si falta el perianto, se considera una flor desnuda o aclamídea, como la de los sauces y chopos.
Las flores también pueden ser unisexuales si les falta el androceo o el gineceo. Si la flor tiene solo pistilos, se dice que es femenina o pistilada, y si solo lleva estambres, se considera masculina o estaminada. Si todas las flores masculinas o femeninas se agrupan en un mismo pie de planta, se considera una especie monoica, y si cada planta solo tiene flores de un solo sexo, se considera dioica. Las flores típicas son hermafroditas o bisexuales, ya que contienen tanto androceo como gineceo.
En múltiples flores, los pétalos y sépalos tienen un tamaño uniforme y una disposición simétrica en forma de estrella o radial. Sin embargo, en las flores con simetría bilateral, los pétalos son de tamaños y formas distintas. Por ejemplo, la flor del guisante (chícharo) cuenta con cinco pétalos, un estandarte grande y llamativo, dos alas pequeñas y similares, y una quilla en el centro, compuesta por dos pétalos que cubren los pistilos y estambres y se encuentran unidos a lo largo de sus bordes.
La disposición de las piezas florales varía en función de la especie. En las flores hipóginas, los sépalos forman la parte inferior de la flor, seguidos por los pétalos, los estambres y los pistilos. Por su parte, en las flores períginas, el cáliz envuelve al gineceo y las demás piezas florales se insertan en su borde. En ocasiones, el cáliz se forma a partir de la fusión de las partes basales de otras piezas florales, mientras que en otras ocasiones es una prolongación del receptáculo. En las flores epíginas, la corola está unida al gineceo y las demás piezas florales se encuentran en la parte superior del ovario, como en la flor del manzano. El cáliz puede estar soldado al ovario por la fusión de las piezas de la flor o por el desarrollo ascendente del receptáculo soldado al ovario.
Evolución de las flores
Las flores más antiguas en la evolución de las angiospermas son aquellas que presentan numerosas piezas insertas de forma independiente en el eje floral y dispuestas en espiral. Por otro lado, las que muestran cambios en esta organización son consideradas más evolucionadas. La presencia de verticilos, la fusión y reducción de piezas, la simetría bilateral o la pérdida de partes son indicadores de la evolución de la flor.
Si una flor presenta una sola de estas características, se considera que ha evolucionado solo en ese aspecto. Entre las plantas más antiguas se encuentran las Ranunculáceas y Magnoliáceas, que se parecen a antepasados fósiles. Por el contrario, las Escrofulariáceas, Labiadas, Compuestas y Orquidáceas se encuentran entre las plantas más avanzadas, es decir, las que han evolucionado más recientemente.
Las flores compuestas son una variedad peculiar. A diferencia de las flores convencionales, la flor de las Compuestas, como una margarita, no es realmente una única flor, sino un conglomerado de numerosas flores pequeñas que se agrupan en un capítulo o cabezuela.
Los pétalos de la margarita no son pétalos independientes, sino que se forman a partir de la fusión de cinco pétalos y forman parte de una flor pequeña y completa, con simetría bilateral, que se encuentra en el borde del capítulo, y cuya corola se conoce como lígula. En el centro de la margarita, se encuentran las flores completas y perfectas con simetría radial, conocidas como flósculos, cada una de las cuales presenta cinco pétalos soldados que se fusionan en un tubo.