Desierto de Thar, Historia, Ubicación y descripción

El Gran Desierto Indio, conocido como desierto de Thar (en rajastaní: थार मरुधर thaar marudhar; en hindi: थार मरुस्थल, romanizado: thaar marusthal), es una vasta extensión arenosa que se extiende por el noroeste de la India y parte del este de Pakistán. Sus límites geográficos incluyen el río Sutlej al noroeste, la cadena montañosa de Aravalli al este, el pantano salino del Rann de Kutch al sur y las planicies del río Indo al oeste.

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La mayor parte de esta árida región se encuentra en el estado indio de Rayastán. El desierto de Thar cuenta con una longitud de aproximadamente 805 kilómetros, un ancho de 405 kilómetros y abarca una superficie de alrededor de 200,000 kilómetros cuadrados.

Descripción

El paisaje del desierto de Thar se caracteriza por sus colinas de arena ondulante, salpicadas de vegetación escasa y formaciones rocosas. La elevación varía, alcanzando hasta 457 metros en las zonas más bajas de las montañas Aravalli y descendiendo a unos 61 metros cerca del Rann de Kachch. Las precipitaciones anuales, concentradas en lluvias intensas durante el monzón, oscilan entre 127 y 254 milímetros. En julio, las temperaturas pueden llegar hasta los 52.8 °C.

Desde mediados del siglo XX, algunas zonas del norte y oeste del desierto han sido transformadas para la agricultura, principalmente gracias al canal de riego Indira Gandhi. La economía de la reducida población local se basa en la ganadería, destacándose las industrias de cuero y lana. En 1974, India realizó su primera prueba nuclear en una de las áreas menos pobladas del Thar. Este desierto también alberga algunas de las últimas poblaciones silvestres de león asiático.

Al noroeste, el desierto de Thar se extiende en territorio pakistaní, donde recibe el nombre de desierto de Cholistán.

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Desafíos de los habitantes de Rajastán

A pesar de su atractivo cultural, los habitantes de Rajastán enfrentan grandes desafíos debido a las duras condiciones climáticas del desierto. Las precipitaciones son impredecibles, con lluvias que a veces concentran todo un año en un solo día. Las temperaturas también son extremas, alcanzando hasta los 47 °C, y el acceso al agua es escaso, ya que los recursos hídricos subterráneos se encuentran demasiado profundos y son salobres. La vida cotidiana en esta región implica una lucha constante por la supervivencia.

La principal fuente de ingresos en Rajastán es la agricultura, seguida de la ganadería y algunos empleos en el sector servicios. Sin embargo, las sequías recurrentes han llevado a una severa escasez de alimentos, forraje y agua potable. Estas condiciones obligan a los pequeños agricultores a abandonar sus tierras y buscar trabajo temporal en otros lugares. Esta migración representa una ruptura con su forma de vida tradicional y agrava la precariedad económica de las familias rurales.

Las mujeres en Rajastán ocupan un rol esencial en el mantenimiento de sus hogares y comunidades, pero siguen estando marginadas en la toma de decisiones. A pesar de su trabajo diario y su contribución al bienestar familiar, tienen un estatus social bajo. La desigualdad de género persiste, limitando su participación activa en la vida pública y en procesos de cambio dentro de su comunidad.

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Proyecto DISHA

DISHA, los servicios sociales de la Diócesis de Ajmer, lanzó hace dos años un proyecto para mejorar la seguridad alimentaria en 15 aldeas de la zona más árida del Thar, en Barmer. Este proyecto se centra en tres áreas principales: aumentar la disponibilidad de agua mediante sistemas de recogida de agua de lluvia, mejorar la producción agrícola y ganadera a través de capacitación técnica y diversificar los ingresos con la creación de artesanías locales para generar nuevas oportunidades económicas. Como eje transversal, el proyecto fomenta la organización comunitaria, apoyando a grupos de mujeres para que representen a sus aldeas y participen en el desarrollo local.

El proyecto DISHA ha generado un impacto positivo en la vida de muchas familias. La disponibilidad de agua y la capacitación han mejorado sus ingresos y proporcionado seguridad alimentaria. Las historias de mujeres como Deva y Geeta reflejan este cambio: Deva ya no necesita recorrer largas distancias para obtener agua, y Geeta ha mejorado la producción de forraje para su ganado, aumentando la cantidad de leche disponible para sus hijos. En total, más de 5,000 mujeres están beneficiándose de algún aspecto del programa, lo que simboliza el crecimiento de una comunidad que, además de plantar semillas, está sembrando esperanza para un futuro mejor.

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