Desierto de Takla Makan, Historia, Ubicación y descripción
El Taklamakán o Takla Makan (en chino tradicional, 塔克拉瑪干沙漠; pinyin, Tǎkèlāmǎgān Shāmò o Taklimakan Shamo; en uigur: Täklimakan Toghraqliri) es un extenso desierto situado en Asia Central, dentro de la Región Autónoma Uigur de Xinjiang, en China. Se trata del segundo desierto de dunas de arena más extenso a nivel mundial, solo superado por el Rub al-Jali. Sus dunas pueden alcanzar alturas que varían entre los 100 y los 300 metros.
El nombre de Taklamakán probablemente proviene del árabe tark, que se traduce como “abandonar, dejar atrás” y se combina con makan, que significa “lugar”. Por lo tanto, el nombre podría interpretarse como “lugar abandonado” o “lugar dejado atrás”. Otra interpretación sugiere que el topónimo proviene de la expresión turca taqlar makan, que se traduce como “lugar de ruinas”.
Qian Boquan, historiador de la Academia de Ciencias Sociales de Xinjiang, propone que Taklamakán hace referencia a “la tierra de los álamos”. Según él, Takli sería una variante de la palabra turca Tohlak, que significa “álamo”, y la sílaba ma se interpreta como un modificador de “grande”, mientras que kan provendría del antiguo persa kand, que alude a “país”, “ciudad” o “aldea”. Documentos históricos indican que los álamos eran abundantes en la cuenca del Tarim en el siglo VI. Una etimología popular, aunque incorrecta, sostiene que Taklamakán significa “entra y nunca saldrás”, pero esta interpretación no es válida.
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Descripción Geográfica
El desierto de Taklamakán cubre un área de 337,000 km², lo que lo convierte en una extensión algo menor que la de Alemania. Se encuentra en la Cuenca del Tarim, que se extiende a lo largo de 1000 kilómetros de largo y 400 kilómetros de ancho. El desierto está atravesado por dos ramales de la antigua Ruta de la Seda en sus extremos norte y sur, utilizados por los viajeros para evitar el inhóspito terreno del desierto.
Es el segundo desierto más grande de arena movediza en el mundo, con un 85% de su territorio compuesto por dunas inestables, ocupando el puesto 17 entre los desiertos más grandes del planeta. Las dunas varían en altura desde los 18 metros hasta los 91 metros. El desierto está interrumpido en algunas áreas por pequeños parches de arcilla aluvial, y generalmente las dunas tienen pendientes más pronunciadas en la dirección opuesta a los vientos predominantes.
Algunos de los oasis más importantes que se encuentran en el desierto son Kasgar, Yarkand y Jotán, en el suroeste; Kuqa y Turfán, en el norte; y Loulan y Dunhuang, al este. El río Yurungkash, conocido también como el “río Jade Blanco” debido a los depósitos de jade que se encuentran en sus aguas, atraviesa este vasto desierto.
Rodeado por imponentes cadenas montañosas en casi todos sus lados, salvo por el este, el desierto recibe las aguas de los ríos que descienden de estas montañas. Estos ríos han sido aprovechados para el asentamiento humano, formando pueblos y ciudades en las orillas de sus cauces. Sin embargo, en épocas pasadas, gran parte del agua se perdía en el desierto. Actualmente, la civilización china está implementando sistemas para un mejor aprovechamiento del agua.
En las arenas del Taklamakán se han encontrado restos arqueológicos y momias que datan de hace más de 4000 años, la mayoría de las cuales presentan rasgos europeos, lo que sugiere que estas personas pertenecían a los tocarios, un pueblo que habitó la región entre el primer milenio antes de Cristo y el primer milenio de nuestra era.
A lo largo del tiempo, el desierto fue habitado por diversas poblaciones de origen euroasiático. Durante la dinastía Tang, China comenzó a expandir su control sobre los oasis para garantizar el dominio de la Ruta de la Seda, que cruzaba Asia Central. Este control se vio interrumpido por períodos de dominio mongol y tibetano. Hoy en día, la población en las ciudades más grandes está principalmente compuesta por chinos Han, mientras que en las áreas rurales predominan los uigures y kazajos.
Clima
El clima en el desierto de Taklamakán, que se ubica en la región autónoma de Xinjiang en China, es extremadamente severo y caracterizado por condiciones áridas. Este desierto es uno de los más secos y cálidos del país, con temperaturas que varían drásticamente entre el verano y el invierno.
Durante el verano, las temperaturas pueden alcanzar hasta 50 ºC (122 ºF), lo que lo convierte en un lugar inhóspito para la vida. En contraste, los inviernos son muy fríos, con temperaturas que pueden bajar hasta -32 ºC (-25.6 ºF). En ocasiones, el desierto puede cubrirse de una fina capa de nieve, como ocurrió en febrero de 2008
La región está aislada de los monzones asiáticos y las tormentas árticas son bloqueadas por las montañas circundantes, lo que contribuye a su aridez. La vegetación es escasa, limitándose principalmente a algunas plantas resistentes como el tamariz y algunos arbustos en áreas de depresión entre las dunas.
Flora
En las laderas de las imponentes montañas se encuentran varios oasis que presentan una vegetación exuberante. Las aguas de deshielo de las cordilleras Kunlun Shan y Tian Shan alimentan el río Tarim, que recorre el límite del desierto en dirección este-oeste, facilitando la agricultura en el fértil loess de la región.
Las áreas con abundante vegetación están rodeadas por un cinturón de vegetación escasa, que actúa como una barrera natural contra la expansión del desierto. Sin embargo, la creciente utilización de estas plantas para el ganado y la recolección de leña está poniendo en riesgo esta franja protectora. La sobreexplotación ha sido tan severa que la capa superior del suelo, extremadamente seca, ha vuelto casi imposible la regeneración natural de la flora.
Entre las especies que se pueden encontrar en este cinturón se incluyen Tamarix ramosissima y el álamo del Éufrates (Populus euphratica), ambas analizadas por investigadores de Göttingen. Tamarix ramosissima prospera en suelos salinos y alcalinos, desarrollando raíces profundas y excretando sales a través de sus hojas escamosas.
El desierto, dominado por arena en movimiento, presenta escasa vegetación. Sin embargo, cuando el movimiento de la arena se reduce, algunas especies como Alhagi sparsifolia, Scorzonera divaricata y Karelinia caspica pueden colonizar las dunas. En las áreas periféricas, donde el sustrato es más estable, la vegetación puede llegar a cubrir hasta el 5% del suelo, destacándose arbustos como Ephedra przewalskii y Nitraria sphaerocarpus.
Fauna
El desierto de Taklamakán, debido a su entorno inhóspito, aún alberga pequeñas poblaciones de animales que han desaparecido en otras partes de China, como el camello bactriano y el asno salvaje asiático.
En el área de Lop Nor, se lleva a cabo la pesca en canoa y se puede observar una gran diversidad de aves acuáticas, dependiendo de la temporada. Entre estas aves se encuentran gaviotas, charranes, cisnes, patos y garzas, que enriquecen la fauna local.
Oasis
El río Molcha, también conocido como Moleqie, crea un extenso abanico aluvial en el extremo sur del desierto de Taklamakan al descender de las montañas de Altyn-Tagh y adentrarse en el desierto en la parte occidental del condado de Qiemo. A la izquierda, el agua que fluye en numerosos arroyos da un tono azul vibrante. La imagen se tomó en mayo, durante la época de deshielo, cuando el río lleva un caudal abundante.
El desierto de Taklamakan presenta una escasez significativa de agua, lo que lo convierte en un lugar riesgoso para atravesar. Históricamente, las caravanas de comerciantes de la Ruta de la Seda hacían paradas en las prósperas ciudades oasis que ofrecían refugio. Este desierto se encuentra próximo a varias civilizaciones antiguas: al noroeste se halla la cuenca del Amu Darya, al suroeste los pasos montañosos de Afganistán conducen hacia Irán e India, al este se extiende China, y al norte se sitúan antiguas ciudades como Almaty.
Las principales ciudades oasis, regadas por las precipitaciones de las montañas, incluyen Kashgar, Miran, Niya, Yarkand y Khotan (Hetian) al sur, Kuqa y Turpan al norte, así como Loulan y Dunhuang al este. En la actualidad, muchas de estas ciudades, como Miran y Gaochang, se encuentran en ruinas y en áreas poco pobladas de la Región Autónoma de Xinjiang, en la República Popular China.
Los hallazgos arqueológicos en estas ruinas, sepultadas en la arena, revelan influencias tocharias, helenísticas, indias y budistas. Viajeros como Aurel Stein, Sven Hedin, Albert von Le Coq y Paul Pelliot han descrito vívidamente los tesoros y peligros de esta región. Además, se han descubierto momias que datan de hace unos 4000 años.
Con el tiempo, el Taklamakan fue poblado por diversas comunidades turcas. Desde la dinastía Han, los chinos comenzaron a establecer su control de manera intermitente sobre las ciudades oasis del desierto para regular el vital comercio de la Ruta de la Seda que cruzaba Asia Central. Esta dominación china alternó con la de pueblos turcos, mongoles y tibetanos. Actualmente, la población está compuesta mayoritariamente por uigures y personas de etnia han.