Continente Americano o América: Concepto, Historia y Geografía

Se hace referencia como América a la segunda masa territorial más grande e independiente del mundo. Posee una extensión aproximada de 42 millones de kilómetros cuadrados y destaca por su forma alargada que se despliega desde el círculo polar Ártico hasta el polo Antártico, siguiendo una disposición paralela a los meridianos. Además, es bañada por las aguas de tres océanos: el Atlántico, el Pacífico y el Glacial Ártico. En el año 2006, la población estimada del continente alcanzaba los 900 millones de habitantes.

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Engloba tres amplios conjuntos geográficos o subcontinentes: Norteamérica, Centroamérica (que incluye las Antillas) y Sudamérica. A menudo se utiliza el término “Las Américas” para referirse a todo el hemisferio occidental. Esta denominación fue acuñada por primera vez en la Introducción a la cosmografía, publicada en 1507 por el cartógrafo germano Martin Waldseemüller.

El término proviene de Americus, la versión latinizada del nombre del navegante italiano Amerigo Vespucci, cuyas expediciones al Nuevo Mundo son descritas en la obra. Según el uso de Waldseemüller, América hacía referencia específicamente a las tierras descubiertas por Cristóbal Colón, Vespucci y otros exploradores en las Antillas y la costa noreste de Sudamérica. Fue el geógrafo flamenco Gerardus Mercator quien por primera vez utilizó la palabra América para referirse a todo el hemisferio occidental en un mapa del mundo publicado en 1538.

Regiones Geográficas

Al considerar esta región como un territorio que posee características particulares que lo diferencian de otros, se pueden identificar diversas regiones geográficas en América, tales como:

Región septentrional: La región que abarca la costa ártica y la taiga en América presenta una baja densidad de población, con una parte significativa compuesta por comunidades amerindias. Esta zona se caracteriza por la explotación de recursos forestales y minerales, así como por la importancia de la pesca y la caza en un entorno de clima frío extremo.

Región apalachense o apalacheana: Esta región engloba la mayor concentración de población urbana, actividad industrial y redes de transporte en el noreste de Estados Unidos y el sureste de Canadá. La franja costera urbana es conocida como la megalópolis americana, debido a la sucesión de grandes ciudades que se extienden desde Washington hasta Boston. En esta zona, el sector agrícola se enfoca en satisfacer la demanda de estos centros urbanos y en la exportación. Además, el aprovechamiento del potencial hidroeléctrico de los montes Apalaches ha impulsado una próspera actividad industrial en la región.

Planicie central agropecuaria: Esta región abarca el sur de Canadá y el centro de Estados Unidos, y se caracteriza por su enfoque en la agricultura, especialmente en el cultivo de cereales como el maíz y el trigo, así como en la cría de ganado vacuno y porcino. Esto es posible gracias a las amplias praderas y suelos fértiles que se encuentran en esta zona.

Región del sureste subtropical: Esta región se extiende en forma de arco alrededor e incluye al estado de Florida en Estados Unidos, donde se cultivan cultivos subtropicales y se desarrolla una intensa actividad industrial, portuaria y turística. La población de esta región es diversa, compuesta por blancos, negros, mulatos y mestizos, lo que le confiere una riqueza cultural y étnica única.

Región de las tierras altas del oeste: Esta región abarca vastas áreas de mesetas y cuencas interiores, así como las imponentes cadenas montañosas del oeste norteamericano. Se destaca por su tradicional actividad ganadera, conocida como ranching, así como por la agricultura de regadío, la floreciente industria y el turismo. En la parte septentrional de la costa, se caracteriza por su clima húmedo con fiordos costeros, mientras que en el sur prevalece un clima árido con agricultura de regadío y una alta densidad de población.

Región de Centroamérica: Esta región comprende tanto la parte insular, representada por las Antillas, como la parte ístmica de la zona central del continente. Se caracteriza por su relieve montañoso y mesetario, así como por una notable actividad sísmica y volcánica. Su población se compone en gran medida de amerindios, negros y mestizos. En términos económicos, la agricultura de productos tropicales y el turismo son pilares fundamentales de sustento en esta región.

Región de la Orinoquia o de Los Llanos del Orinoco: Esta región se encuentra en la cuenca del río Orinoco, presentando características de clima tropical, relieve predominantemente llano y una población escasa y dispersa. La ganadería vacuna es una actividad fundamental en esta zona, desempeñando un papel importante en la economía local.

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Región de la Guayanía: Esta región abarca un macizo antiguo con mesetas y una llanura litoral, donde se encuentra la selva tropical o pluvisilva. La población es escasa en esta zona, y un recurso significativo son los yacimientos de bauxita, que juegan un papel importante en la economía local.

Región de la Amazonia: Esta región abarca la amplia llanura de la cuenca del río Amazonas, que es considerado el río más caudaloso del mundo, y se extiende a lo largo de cinco países sudamericanos. Se caracteriza por tener una baja densidad de población y albergar a numerosos grupos indígenas que dependen de la pesca, caza y recolección para su subsistencia. Bajo un clima cálido y húmedo, se desarrolla la selva amazónica, que es conocida por su riqueza en especies animales y vegetales.

Región de Brasilia: Esta región abarca un relieve caracterizado por mesetas y valles de los afluentes del Amazonas y del Plata, así como sierras del antiguo escudo o macizo Brasileño. Los principales núcleos de población se encuentran en zonas costeras. En el litoral norte, la población predominante es de origen africano y se cultiva cacao y caña de azúcar, mientras que hacia el oeste se destaca el paisaje semiárido del sertão. En el sector costero meridional se encuentran el corazón económico de Brasil y las principales ciudades, como Río de Janeiro y São Paulo. Hacia el interior del continente se encuentra la capital del país más poblada de Sudamérica, Brasilia, en una zona donde predomina la actividad agrícola y ganadera, destacando el mayor potencial hidroeléctrico del Estado.

Región del Plata: Esta región abarca la parte media e inferior de la amplia cuenca del Plata, y se caracteriza por tener la mayor densidad de población y las principales industrias de Argentina en el tramo inferior del río Paraná. Además, más al norte, alberga importantes ciudades como Asunción, la capital de Paraguay. En el norte de la región se encuentra la Llanura chaqueña, con un clima subtropical, mientras que hacia el sur se extiende la famosa Pampa, conocida por su excelente aptitud para la actividad agropecuaria de clima templado. En esta región se concentra la mayor parte de la población argentina.

Región andina: Esta región se caracteriza por la presencia de cordones montañosos, siendo los Andes centrales argentino-chilenos su punto más alto, valles fluviales y mesetas, que se extienden en el oeste de Sudamérica. En la mitad norte de la región, la población predominante es descendiente de amerindios, y la economía depende en gran medida de las actividades agrícolas, mineras y pesqueras. En cambio, en la mitad sur, se encuentra el valle Longitudinal chileno (también conocido como depresión Intermedia), que concentra la mayor cantidad de población y actividades económicas de Chile. En el sector sur de la región, destacan sus impresionantes paisajes naturales, como bosques, lagos, fiordos y glaciares.

Región patagónica: Se trata de una vasta y desolada meseta situada en el sur de Argentina y, en menor medida, en Chile. Las condiciones de aridez de la región han dado lugar al desarrollo de la ganadería lanar extensiva y a bajas densidades de población. Los centros poblados más relevantes de la Patagonia se encuentran en las zonas costeras, donde se desarrollan actividades portuarias, industriales y pesqueras. En el sector norte, el valle del río Negro constituye un oasis con una alta densidad de población y cultivos de regadío. Además, la Patagonia cuenta con importantes yacimientos de gas y petróleo.

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Límites y Fronteras en América

En esta sección, se llevará a cabo un detallado análisis de los diversos tipos de fronteras y límites fronterizos que se han establecido en América hispana, así como un examen exhaustivo de los principales conflictos que han surgido a lo largo de los siglos XIX y XX entre los estados que se emanciparon del proceso colonial. Se abordarán temas como las disputas territoriales, los acuerdos y tratados de delimitación, los desafíos en la demarcación de fronteras, las tensiones políticas y económicas relacionadas con los límites internacionales, y las consecuencias históricas y culturales de las disputas fronterizas en la región.

Además, se examinarán las implicaciones geopolíticas y las dinámicas diplomáticas que han influido en la configuración actual de las fronteras en América hispana. Se buscará ofrecer una visión panorámica y enriquecedora de la complejidad de las fronteras y los conflictos limítrofes en la historia de la región.

Después de la emancipación de los territorios americanos que pertenecían a los imperios español, portugués y británico, a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, comenzó un largo y complejo proceso en el continente para establecer las fronteras internacionales. Los límites heredados de la colonización anglosajona, portuguesa y española, así como los de las nuevas entidades políticas creadas por las potencias coloniales, sirvieron como base para la definición de los territorios de los recién creados estados independientes. Sin embargo, diversos factores complicaron la delimitación precisa de las líneas fronterizas, lo que ha llevado a que aún persistan cuestiones no resueltas en la actualidad, después de tanto tiempo transcurrido desde la emancipación.

Las repúblicas de América Latina adoptaron el principio del Uti Possidetis Juris como norma para resolver los conflictos fronterizos, que significa “poseerás como poseías” en latín. Esto implicaba que los territorios de estos países serían aquellos que poseían en 1810, de acuerdo con la división político-administrativa establecida por España en sus colonias americanas. Sin embargo, la aplicación de este principio no fue sencilla, incluso con características geográficas como la cordillera de los Andes, que podría considerarse una frontera natural. Las disputas territoriales entre Chile y Argentina, por ejemplo, persistieron hasta una fecha tan tardía como 1999.

Durante el siglo XVIII, era común utilizar accidentes geográficos como ríos o cordilleras como límites entre territorios, pero no se precisaban con exactitud las líneas fronterizas, lo que resultaba en conflictos posteriores. La resolución de estas cuestiones limítrofes generaba desconfianza entre los países, acusaciones mutuas de expansionismo entre estados vecinos y la persistencia de hipótesis de conflicto que mantenían a los países en constante alerta, dificultando la cooperación en proyectos de desarrollo conjunto. Sin embargo, en la actualidad, los procesos de integración están disminuyendo la importancia de las antiguas desconfianzas y se busca solucionar las cuestiones limítrofes pendientes de manera más constructiva.

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La escasa población en vastas regiones, la falta de conocimiento de un territorio extenso y las limitaciones técnicas en el reconocimiento y ubicación de los rasgos del terreno en la época tardía del siglo XIX y principios del siglo XX, contribuyeron a la falta de precisión en muchos tratados, lo que generó conflictos posteriores. Un ejemplo de esto es el Tratado de 1881, suscrito entre Argentina y Chile, que establecía criterios de demarcación en la cordillera de los Andes.

En muchos casos, las disputas territoriales llevaron a conflictos armados motivados por el afán de apropiarse de recursos considerados valiosos. Por ejemplo, la guerra del Pacífico, que tuvo lugar entre 1879 y 1883, resultó en la pérdida de acceso al mar para Bolivia y la cesión de un territorio rico en guano y salitre, que en esa época eran muy demandados como fertilizantes. La guerra del Acre, librada entre Brasil y Bolivia, que tuvo su origen en el control del caucho, y la guerra del Chaco, que enfrentó a Bolivia con Paraguay por el petróleo en esa región sudamericana, resultaron en una disminución del territorio boliviano en el este y la Amazonia.

En otros casos, los conflictos fueron motivados tanto por factores internos como externos, como sucedió en la Guerra Mexicano-estadounidense. En noviembre de 1845, el presidente estadounidense James Knox Polk intentó negociar con México una modificación de las fronteras entre ambos países en torno a los ríos Nueces y Bravo, mientras también hacía una oferta de compra de California y Nuevo México.

A pesar de la debilidad interna de México, resultado de la lucha abierta entre liberales federalistas y conservadores centralistas, la agotada tesorería tras la guerra en Texas, así como la represión de la sublevación de Yucatán y otros intentos secesionistas en Sonora y Tamaulipas, las autoridades mexicanas rechazaron las negociaciones. Además, el gobierno mexicano estaba distraído con pronunciamientos militares de distintas facciones que debilitaban su posición y cohesión militar. El conflicto resultó en la pérdida, por parte de México, de más de 2.400.000 km2, lo que representaba más del 55% de su territorio en ese entonces.

En 1998, Perú y Ecuador, luego de un conflicto militar, lograron establecer el límite en la cordillera del Cóndor, una zona disputada por un pequeño territorio estratégico para la comunicación hacia el Amazonas y que también contiene una veta de oro.

En América todavía persisten disputas territoriales. Venezuela reclama la región de Esequibo, rica en minerales, en el oeste de Guyana. Uruguay busca una revisión de los límites con Brasil en las zonas de isla Brasilera y Rincón de Artigas. Venezuela y Colombia aún no han definido los límites en áreas marinas y submarinas del golfo de Venezuela, que son ricas en petróleo y estratégicas debido al paso obligado de los buques petroleros venezolanos de exportación.

En el mar Caribe, Honduras y El Salvador deben completar el trazado de sus límites en áreas terrestres y marítimas del golfo de Fonseca, mientras que Honduras está en un litigio con Nicaragua desde finales de 1999, ya que el gobierno hondureño ratificó un tratado de delimitación con Colombia, que Nicaragua denunció por supuestamente recortar 130.000 km2 de su territorio marítimo en el Caribe. Además, Guatemala reclama territorio de Belice.

El constante conflicto en las zonas fronterizas resultó en una baja densidad de población y escasa infraestructura de transporte. Sin embargo, el proceso de integración que comenzó con la creación de organizaciones regionales como el Mercosur o la Comunidad Andina, ha llevado a que estas áreas sean receptoras de inversiones con el objetivo de mejorar su integración y cooperación.

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