La Catedral Metropolitana y otros sitios históricos en San Salvador

La Catedral Metropolitana del Divino Salvador del Mundo, ubicada en el corazón del centro histórico de San Salvador, constituye no solo el principal templo católico de la capital sino también un símbolo profundo de la identidad nacional. Su arquitectura ecléctica, su impresionante historia religiosa y política, y su función como sede de grandes eventos litúrgicos y sociales la convierten en un punto de referencia ineludible para visitantes y locales.

Junto a la catedral, el centro histórico de San Salvador alberga numerosos sitios cargados de historia y cultura: plazas emblemáticas, teatros centenarios, iglesias contemporáneas con valor patrimonial, y monumentos arquitectónicos que narran el desarrollo de la ciudad a través de distintos periodos. Este recorrido urbano ofrece una mirada apasionante de la evolución política, artística y urbana de la nación.

Explorar estos lugares es adentrarse en la memoria colectiva salvadoreña: desde ceremonias religiosas tradicionales hasta actos de memoria histórica y manifestaciones artísticas, cada uno de estos espacios ha sido testigo de momentos de júbilo, lamento, resistencia y reconciliación.

Historia y evolución de la Catedral Metropolitana

La construcción de la catedral ha atravesado tres ciclos: el primero, inaugurado en 1842, fue destruido por un terremoto en 1873. El segundo edificio, levantado en madera y concluido en 1888 frente a la Plaza Barrios, ardió completamente en agosto de 1951, cuando un incendio lo consumió por completo. En respuesta, la comunidad eclesiástica impulsó un diseño moderno inspirado en las basílicas europeas, obra influida por el arquitecto Dominikus Böhm y localmente adaptada por obras de los arquitectos Duarte y Durán.

La puesta de la primera piedra del nuevo edificio se realizó el 12 de octubre de 1956, pero debido a la guerra civil y a restricciones económicas, las obras avanzaron con lentitud durante décadas. Finalmente fue concluida e inaugurada el 19 de marzo de 1999, con una fachada cerámica diseñada por el artista Fernando Llort (después eliminada en 2012).

Este emblemático templo también ha sido escenario de hechos trágicos y conmovedores: en 1979 tuvo lugar una masacre durante una misa frente a las escalinatas; y en 1992 fue centro de celebraciones nacionales tras la firma de los Acuerdos de Paz. Además, alberga la cripta con los restos del beato Óscar Romero, lo cual lo convierte en un sitio de peregrinación religiosa y política.

Arquitectura y elementos simbólicos

La catedral actual combina estilos neorrenacentista y bizantino, basada en un sistema de concreto reforzado y estructura metálica. Su planta tiene forma de cruz latina, con una sola nave sin columnas, rematada por una cúpula que se eleva quince pisos sobre el nivel del suelo. En el interior, destacan dos capillas laterales: una para la Virgen María, con retablo renacentista adornado en pan de oro, y otra dedicada al Sagrario, con custodia de plata granadina.

Sobre el altar mayor descansa una talla del Divino Salvador del Mundo, de estilo manierista casi barroco, que se atribuye a mediados del siglo XVI y habría sido un regalo del emperador Carlos V. También se encuentra “El Colocho”, escultura del Cristo Transfigurado realizada por el fraile Silvestre García en 1770, y protagonista de la tradicional procesión del 5 de agosto. En la cúpula y pared del retablo mayor pueden apreciarse frescos del pintor español Antonio García Ibáñez, elaborados en 1990.

La fachada original incluyó un vibrante mural de cerámica a cargo de Fernando Llort compuesto por 2,700 piezas, que fue retirado en 2012 por decisión eclesiástica.

La cripta y su relevancia histórica

Bajo el altar mayor se ubica la cripta, espacio solemne que alberga el mausoleo de Óscar Romero, asesinado en 1980 y beatificado en 2015. Junto a él reposan otros pastores de la Iglesia salvadoreña, así como figuras laicas de relevancia nacional, como Enrique Álvarez Córdova.

La cripta se ha convertido en un sitio de devoción permanente. La tumba de Romero, visitada por miles, representa un símbolo de fe, dignidad y memoria histórica, haciéndose anualmente el homenaje el 24 de marzo, fecha de su martirio. Además, quienes visitan la catedral suelen combinar su recorrido con una breve visita a su tumba, reforzando el vínculo entre espiritualidad y compromiso social.

Centro histórico: plazas, teatros e iglesias

El Centro Histórico de San Salvador gira en torno a la catedral y se articula mediante ejes urbanos como la Plaza Gerardo Barrios, frente a la que descansa el templo. Esta plaza ha sido escenario de procesiones del Divino Salvador, atentados, actos públicos y celebraciones del fin de la guerra civil.

Muy cerca se encuentran la Plaza Libertad, lugar de fundación de la ciudad en 1545 y recientemente renovada con pisos de granito y áreas peatonales; y la Plaza Francisco Morazán, con el primer monumento público de la ciudad, erigido en honor al héroe centroamericano.

El Palacio Nacional, con arquitectura neoclásica imponente, y el Teatro Nacional, obra del arquitecto francés Daniel Beylard (inaugurado en 1917), completan el ambiente patrimonial del entorno. El Teatro, fusiona elementos renacentistas, rococó y art nouveau, fue declarado monumento nacional en 1979 y sufrió daños por terremotos, siendo restaurado completamente en 2008.

No podemos olvidar la Iglesia El Rosario, ejemplo de arquitectura moderna con diseño innovador, inaugurada en 1971 y declarada Bien Cultural en 2015. Su planta abierta sin columnas y sus vidrieras cromáticas destacan en el paisaje urbano como manifestación artística y religiosa.

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