Estrellas – Concepto, tipos, características y ejemplos
Una estrella es un cuerpo celeste enorme formado por gases extremadamente calientes que emiten radiación electromagnética, principalmente en forma de luz, debido a las reacciones nucleares que ocurren en su núcleo. El Sol es un ejemplo de estrella. A excepción de él, las estrellas parecen mantenerse fijas en el cielo, manteniendo su disposición constante año tras año. Sin embargo, en realidad, las estrellas se desplazan rápidamente, pero sus movimientos son tan lentos en comparación con las distancias que las separan, que solo es posible notar su cambio de posición a lo largo de muchos siglos.
Se estima que desde la Tierra es posible ver aproximadamente 8.000 estrellas a simple vista, distribuidas entre el hemisferio norte y el sur. Sin embargo, solo unas 2.000 de estas son visibles en cada hemisferio durante la noche, ya que la neblina atmosférica y la débil luz del cielo dificultan su observación, especialmente cerca del horizonte. Según los astrónomos, el número de estrellas dentro de la Vía Láctea, la galaxia que alberga al Sol, se calcula en cientos de miles de millones.
Esta galaxia forma parte de un vasto conjunto, ya que los telescopios más potentes permiten observar varios cientos de millones de galaxias en el universo. Las estrellas que podemos ver en el cielo son las más cercanas al Sistema Solar dentro de la Vía Láctea. La estrella más próxima es Proxima Centauri, que forma parte del sistema estelar triple Alpha Centauri, situada a unos 40 billones de kilómetros de distancia. Para poner esta distancia en perspectiva, si usamos la luz como referencia, que viaja a 300.000 km por segundo, esta estrella se encuentra a unos 4,29 años luz de la Tierra. Esto significa que la luz tarda más de cuatro años y tres meses en recorrer esa distancia hasta llegar a nosotros.
Índice de contenidos
Introducción
El Sol es una estrella típica, compuesta por una superficie visible llamada fotosfera, una atmósfera llena de gases calientes, y una capa externa denominada corona, que es más tenue. Por encima de la corona, existe un flujo constante de partículas conocido como viento solar. En la fotosfera, las zonas más frías, conocidas como manchas solares, también se encuentran en otras estrellas similares. Su presencia en algunas grandes estrellas cercanas se ha detectado mediante técnicas de interferometría (consulta Interferómetro).
Aunque la estructura interna del Sol y de otras estrellas no puede observarse directamente, los estudios sugieren que existen corrientes de convección y que tanto la temperatura como la densidad aumentan hacia el núcleo, donde se producen las reacciones termonucleares. Las estrellas están principalmente formadas por hidrógeno y helio, con una proporción variable de elementos más pesados.
Las estrellas más grandes son los supergigantes, cuyo diámetro puede ser hasta 400 veces mayor que el del Sol, mientras que las llamadas “enanas blancas” pueden ser solo una centésima parte del tamaño del Sol. Sin embargo, las estrellas gigantes suelen ser más difusas y tienen una masa solo unas 40 veces superior a la del Sol, mientras que las enanas blancas, a pesar de su pequeño tamaño, son extremadamente densas.
Existen estrellas que pueden tener hasta 1.000 veces la masa del Sol, y a la inversa, también existen objetos demasiado pequeños para iniciar reacciones nucleares, como las enanas marrones, que fueron detectadas por primera vez en 1987 y desde entonces se han encontrado otras similares.
El brillo de las estrellas se mide en términos de magnitud. Las estrellas más brillantes pueden ser hasta un millón de veces más luminosas que el Sol, mientras que las enanas blancas tienen una luminosidad alrededor de 1.000 veces menor que la del Sol.
Cartografía Estelar
Las cartas estelares son representaciones que muestran las ubicaciones de las estrellas y cómo se agrupan en diversas constelaciones. Generalmente, estas cartas incluyen solo las estrellas más brillantes. Un ejemplo de ello es la carta que abarca una gran parte del hemisferio norte del cielo. También es posible crear cartas similares para representar las estrellas cercanas al ecuador celeste y las del hemisferio sur, las cuales forman constelaciones como Centauro y la Cruz del Sur. En el centro de estas cartas se encuentra la Estrella Polar, la cual parece estar casi fija, mientras que las otras estrellas giran a su alrededor.
Esto ocurre porque la Estrella Polar se encuentra casi alineada con el eje terrestre, lo que la ha convertido en una guía invaluable para los navegantes a lo largo de la historia. La eclíptica, representada por una línea azul en el lado derecho del mapa, indica el recorrido anual del Sol visto desde la Tierra. Los nombres de los meses alrededor del borde de la carta señalan qué parte del cielo está al sur a comienzos de la tarde en cada mes. Si se observa el cielo durante una noche, el panorama estelar cambiará lentamente debido a la rotación terrestre.
Catálogo de Estrellas
Las estrellas se catalogan mediante números de acuerdo con los atlas y catálogos elaborados por observatorios astronómicos, con excepción de aquellas que son visibles a simple vista. El primer catálogo estelar fue realizado por el astrónomo griego Tolomeo en el siglo II d.C. bajo el nombre de Almagesto, y contenía las posiciones y nombres de 1.028 estrellas. Más tarde, en 1603, el astrónomo alemán Johann Bayer publicó un atlas estelar en Augsburgo, donde enumeró muchas más estrellas que Tolomeo, designándolas con una letra griega y el nombre de la constelación o figura celeste en la que se encontraban.
En el siglo XVIII, el astrónomo inglés John Flamsteed también publicó un atlas, en el cual las estrellas eran clasificadas por su constelación y se distinguían con números en lugar de letras. Este atlas contenía información sobre unas 3.000 estrellas. El primer catálogo moderno de estrellas fue realizado en 1862 por el Observatorio de Bonn, en Alemania, e incluía la posición de más de 300.000 estrellas.
En 1887, un comité internacional comenzó a desarrollar un catálogo detallado de estrellas, basado en fotografías tomadas por alrededor de 20 observatorios. Este esfuerzo resultó en 21.600 placas fotográficas que capturaron entre 8 y 10 millones de estrellas.
Hoy en día, los catálogos estelares modernos ya no son libros, sino reproducciones de placas fotográficas de cristal capturadas con telescopios avanzados. Uno de los primeros grandes informes de este tipo fue completado en la década de 1950 utilizando el telescopio Schmidt de 1,22 m en el Observatorio de Monte Palomar. Cada placa cubre una región de cielo de 6° por 6°, y un total de 1.035 mapas cubren todo el cielo visible desde ese lugar. Los mapas correspondientes al cielo del sur se han creado usando telescopios Schmidt ubicados en Australia y Chile.
Clasificación de los Espectros Estelares
El Diagrama Hertzsprung-Russell (H-R) es una representación gráfica que relaciona el brillo y la temperatura de las estrellas. En este diagrama, las estrellas situadas a la izquierda son de color azul, lo que indica que son cálidas, mientras que las situadas a la derecha son rojas, lo que significa que son frías. La línea diagonal que va desde el extremo superior izquierdo al inferior derecho es conocida como la secuencia principal, que incluye a la mayoría de las estrellas. En el extremo superior derecho se encuentran las gigantes rojas, que, aunque frías y rojas, son extremadamente brillantes debido a su gran tamaño. Por el contrario, las estrellas en el extremo inferior, llamadas enanas blancas, son muy cálidas pero no tan brillantes debido a su pequeño tamaño.
Este diagrama fue desarrollado independientemente por el astrónomo danés Ejnar Hertzsprung y el estadounidense Henry Norris Russell, quienes contribuyeron a nuestra comprensión sobre la relación entre la luminosidad, temperatura y tipo de estrella.
Clasificación de los Espectros Estelares
La clasificación espectral de las estrellas se basa en la intensidad de ciertas líneas de absorción en sus espectros. El estudio fotográfico de estos espectros comenzó en 1885 por el astrónomo Edward Pickering, y fue concluido por su colega Annie J. Cannon. Su trabajo reveló que los espectros estelares pueden organizarse en una secuencia continua según la intensidad de líneas de absorción, lo que también proporciona información sobre la edad y el desarrollo de las estrellas.
Las clases espectrales se designan con las letras O, B, A, F, G, K y M, y se caracterizan principalmente por las variaciones en las líneas de hidrógeno y otros elementos. Los subíndices del 0 al 9 indican las subdivisiones dentro de cada clase.
- Clase O
Estrellas muy calientes, con líneas prominentes de helio, oxígeno y nitrógeno, además de hidrógeno. Incluye tanto espectros con líneas brillantes como oscuras de estos elementos. - Clase B
Las líneas de helio son intensas en la subdivisión B2, pero se debilitan en subdivisiones superiores. Las líneas de hidrógeno aumentan progresivamente. Un ejemplo representativo es la estrella Epsilon Orionis. - Clase A
Las estrellas de esta clase presentan espectros dominados por líneas de absorción de hidrógeno. Un ejemplo típico es la estrella Sirio. - Clase F
En estas estrellas, las líneas H y K del calcio, junto con las del hidrógeno, son intensas. Un ejemplo de esta clase es Delta Aquilae. - Clase G
Estrellas con líneas H y K del calcio, y líneas de hidrógeno menos intensas. Presentan muchos espectros de metales, especialmente hierro. El Sol pertenece a esta clase, por lo que a veces se les llama estrellas tipo solar. - Clase K
Estas estrellas muestran fuertes líneas de calcio y otros metales. La luz violeta del espectro es menos intensa que en las clases anteriores. Arturo es un ejemplo destacado de esta clase. - Clase M
Las estrellas de esta clase tienen espectros dominados por bandas causadas por moléculas de óxidos metálicos, especialmente óxido de titanio. La luz violeta es menos intensa que en las estrellas de clase K. Betelgeuse, Alpha Orionis, es una estrella representativa.
La temperatura superficial de las estrellas varía considerablemente según su clase espectral:
- Clase O: 22,200 °C
- Clase B: 13,900 °C
- Clase A: 10,000 °C
- Clase F: 6,600 °C
- Clase G: 5,500 °C
- Clase K: 3,800 °C
- Clase M: 1,700 °C
En el centro de una estrella promedio, la temperatura alcanza aproximadamente los 20,000,000 °C.
Estrellas Dobles y Múltiples
Más de la mitad de las estrellas en el firmamento forman parte de sistemas estelares múltiples, como los sistemas binarios o de varias estrellas. Las estrellas binarias o dobles cercanas suelen aparecer separadas cuando se observan a través de telescopios, pero muchas de ellas solo se detectan como dobles mediante métodos espectroscópicos. En estos sistemas, las dos estrellas giran alrededor de un centro de masa común.
William Herschel, un astrónomo británico, fue el primero en describir estos sistemas binarios en 1803.
Binarias Espectroscópicas
Las binarias espectroscópicas, identificadas por primera vez en 1889, no son visualmente separables por telescopios debido a la cercanía de las estrellas, pero se pueden detectar al observar cómo se duplican o ensanchan las líneas en su espectro. Este fenómeno ocurre cuando una de las estrellas se aleja de la Tierra y la otra se aproxima. Según el efecto Doppler, las líneas espectrales de la estrella que se aleja se desplazan hacia el rojo, mientras que las de la que se aproxima se desplazan hacia el violeta.
Binarias Eclipsantes
Otro tipo de sistema binario es el de las estrellas eclipsantes. Estos sistemas están formados por una estrella más brillante y otra más tenue. Cuando la órbita de las estrellas está alineada de manera que la estrella más oscura pasa frente a la más brillante desde la perspectiva de la Tierra, la intensidad de la luz que llega a nuestro planeta disminuye temporalmente. Este fenómeno crea una oscilación periódica en el brillo aparente del sistema binario.
Estudios y Aplicaciones
Las investigaciones indican que aproximadamente una de cada dos o tres estrellas visibles con telescopios de tamaño moderado forma parte de un sistema binario. Miles de binarias visuales y cientos de binarias espectroscópicas han sido estudiadas detalladamente, lo que ha proporcionado una valiosa fuente de información sobre las masas de las estrellas.
Estrellas variables
Estrellas Variables y Sus Características
Es probable que todas las estrellas, incluido el Sol, experimenten ligeras variaciones de brillo con cierta periodicidad, aunque estas fluctuaciones son apenas mensurables. Sin embargo, algunas estrellas experimentan cambios significativos de brillo, y se las conoce como estrellas variables. Estas estrellas pueden variar de manera regular, con ciclos que se repiten casi con precisión, o de manera irregular, con intervalos impredecibles. El brillo de estas estrellas puede cambiar de forma sutil o de manera drástica, lo que genera un interés considerable en su estudio.
Novas y Supernovas
Entre las estrellas variables más espectaculares se encuentran las novas y supernovas. Las novas pueden aumentar su brillo hasta 200,000 veces el de nuestro Sol, perdiendo una pequeña fracción de su masa, a veces menos del 1%, a velocidades superiores a los 960 km/s. Algunas novas pueden repetir este proceso periódicamente, aunque eventualmente pierden demasiada masa para continuar con las erupciones.
Por otro lado, las supernovas son fenómenos mucho más catastróficos. Estas explosiones representan el final de la vida de una estrella, y durante unos días pueden brillar con una intensidad equivalente a 100,000 millones de veces el brillo del Sol, antes de desvanecerse. El resultado de una supernova es la formación de restos estelares que se expanden y se convierten en nebulosas brillantes, como la famosa Nebulosa del Cangrejo. A veces, los restos de la supernova dejan un púlsar en su centro. Aunque las novas son relativamente comunes, las supernovas son raras; la última en la Vía Láctea ocurrió en 1604, y la más reciente observación de una supernova en una galaxia cercana fue en 1987.
Cefeidas y su Importancia en la Astronomía
Las estrellas variables también incluyen aquellas que oscilan, es decir, que se expanden y se contraen, como un globo. Las cefeidas son un tipo destacado de estas estrellas. Repiten sus ciclos de brillo con gran regularidad, con periodos que oscilan entre un día y cuatro meses. Las cefeidas son miles de veces más luminosas que el Sol, y su brillo medio está relacionado con la duración de su ciclo de variación: cuanto más largo sea el periodo, mayor es su luminosidad. Esta relación, descubierta por Henrietta Leavitt, ha sido fundamental para medir distancias estelares, especialmente en galaxias cercanas. Las cefeidas, así como las novas y las supernovas, son importantes herramientas para la astronomía, ya que su brillo máximo permite medir distancias enormes en el universo.
Importancia de las Estrellas Variables en la Evolución Estelar
El estudio de las estrellas variables ofrece información crucial sobre la evolución estelar, ya que sus variaciones suelen estar vinculadas a cambios internos en la estructura de la estrella. Las supernovas, por ejemplo, son el resultado de una estrella que ha agotado su combustible nuclear y sufre un colapso gravitacional, expulsando material debido a su inestabilidad. Las binarias eclipsantes también son un tipo de estrella variable, en las que las fluctuaciones de brillo son causadas por el paso de una estrella frente a la otra desde nuestra perspectiva. Un ejemplo notable es Algol, en la constelación de Perseo, donde una estrella más débil eclipsa a una más brillante, causando variaciones en su luminosidad. Estos sistemas son valiosos para medir las masas estelares.
El estudio de las estrellas variables no solo proporciona información sobre la estructura y evolución de las estrellas, sino que también permite a los astrónomos medir distancias en el espacio y entender mejor los procesos cósmicos.
Púlsares y Estrellas de Neutrones
Los radiotelescopios han permitido descubrir varias fuentes de radiopulsos, a las que se les ha asignado el nombre de púlsares. Estos púlsares emiten señales en intervalos muy constantes, con periodos de vibración que van desde varios segundos hasta fracciones de segundo. Las observaciones ópticas y de rayos X han corroborado esta variabilidad. Lo más fascinante de los púlsares es la exactitud de sus pulsos, que son tan regulares que solo los relojes más precisos pueden medir una ligera variación en su periodo, y solo en algunos casos. Este aumento del periodo es tan pequeño que en algunos púlsares se estima que tomaría hasta un millón de años para duplicar el intervalo de pulso.
Se cree que los púlsares son estrellas de neutrones, cuerpos extremadamente densos con un diámetro de apenas unos 16 km. Estos objetos se caracterizan por girar a velocidades tan altas que pueden realizar una rotación por cada uno de sus pulsos. La densidad en estos objetos es tan alta que si la masa de una bola de bolígrafo fuera similar a la de un púlsar, alcanzaría más de 91.000 toneladas.
Evolución Estelar
La evolución de las estrellas se basa en gran medida en la observación de sus espectros y la relación con su luminosidad. En el diagrama de Hertzsprung-Russell, desarrollado por los astrónomos Ejnar Hertzsprung y Henry Norris Russell, se clasifica a las estrellas según su luminosidad y temperatura. Las estrellas más calientes y brillantes se encuentran en una parte del diagrama, mientras que las más frías y pequeñas en otra. Esta clasificación incluye estrellas de tipo gigante y enana.
Durante su ciclo de vida, una estrella comienza a partir de una gran masa de gas frío y relativamente denso. La gravedad hace que este gas se contraiga, lo que aumenta su temperatura hasta que alcanza los 1.000.000 °C. A esa temperatura, comienzan a ocurrir reacciones nucleares, fusionando átomos de hidrógeno en helio, liberando una enorme cantidad de energía. A medida que la estrella consume su hidrógeno, el proceso se repite con otros elementos más pesados, como el litio y el helio, lo que provoca la expansión de la estrella.
Una estrella puede alcanzar su máximo tamaño como una gigante roja, que comienza a consumir su helio. Eventualmente, cuando ya no hay fuentes de energía nuclear, la estrella colapsa en una enana blanca o explota como una supernova, dependiendo de su tamaño. Las supernovas liberan una cantidad masiva de energía, mucho mayor que la que el Sol produce en millones de años, y dispersan elementos pesados en el espacio. Este material es utilizado para formar nuevas estrellas.
En el caso de estrellas de mayor masa, su ciclo vital es mucho más rápido, y tras explotar como supernovas, los restos pueden convertirse en estrellas de neutrones o incluso en agujeros negros, dependiendo de la masa residual.
Ciclo de Vida de una Estrella
Las estrellas nacen de grandes nubes de gas y polvo, como la nebulosa de Orión. La gravedad colapsa estas nubes en glóbulos, cuyos centros se calientan hasta alcanzar temperaturas suficientes para iniciar la fusión nuclear. En su fase de secuencia principal, una estrella fusiona hidrógeno en helio, lo que mantiene su estabilidad durante miles de millones de años. Cuando el hidrógeno se agota, la estrella comienza a expandirse y se convierte en una gigante roja. En este punto, puede fusionar helio y otros elementos pesados.
En el caso de estrellas de masa similar al Sol, el proceso culmina en una enana blanca. Las estrellas más grandes, sin embargo, explotan en una supernova, dejando restos que se convierten en estrellas de neutrones o agujeros negros. Las estrellas de baja masa, al final de su vida, podrían no explotar, pero su energía se agota y se convierten en enanas negras.
El nacimiento y la evolución de las estrellas están estrechamente relacionados con el polvo y las moléculas en las nebulosas. A través de modernas técnicas de observación, como la radioastronomía y la astronomía infrarroja, los científicos han podido estudiar el proceso de formación estelar y observar cómo las estrellas se agrupan y evolucionan en el tiempo.