Las ruinas mayas de Joya de Cerén: patrimonio mundial de la UNESCO

Las ruinas mayas de Joya de Cerén, ubicadas en el departamento de La Libertad, El Salvador, representan un extraordinario testimonio arqueológico de la vida cotidiana en una comunidad agrícola del período Clásico maya, aproximadamente entre los años 200 y 600 d.C. Este sitio, apodado la “Pompeya de las Américas”, fue repentinamente sepultado bajo un manto de cenizas y flujos piroclásticos procedentes de la erupción del volcán Loma Caldera hacia el año 600 d.C., lo que resultó en una inusual preservación de estructuras, objetos y restos orgánicos.

Gracias a este extraordinario fenómeno, Joya de Cerén brinda un instante congelado del pasado, donde se han encontrado herramientas de labranza, vasijas con alimentos, techos de paja, e incluso un sauna comunitario, todos en contextos originales . Este nivel de detalle convierte al sitio en un referente insustituible para comprender el día a día de una comunidad maya no élite, con una población estimada en unas 200–300 personas.

En 1993, la UNESCO declaró Joya de Cerén Patrimonio Mundial, destacando su valor universal excepcional bajo los criterios iii (testimonio único de una cultura) y iv (ejemplo excepcional de asentamiento bien conservado). Esta designación refuerza la relevancia científica y cultural del sitio, que es el único de su tipo excavado en El Salvador.

Historia y descubrimiento

La existencia de Joya de Cerén permaneció oculta hasta 1976, cuando una máquina niveladora reveló accidentalmente restos de una estructura de barro durante trabajos para instalar silos agrícolas. El profesor Payson Sheets, de la Universidad de Colorado, lideró las primeras excavaciones entre 1978 y 1980, y desde 1988 se ha continuado con estudios sistemáticos.

La erupción de la Loma Caldera depositó entre 4 y 8 metros de ceniza, lo que favoreció la preservación de materiales orgánicos y arquitectónicos. Antes del evento cósmico, se registraron temblores y posiblemente emanaciones volcánicas, que alertaron a los habitantes, quienes lograron evacuar sin dejar restos humanos.

Es notable que la comunidad maya ya conocía técnicas agrícolas avanzadas: se encontró un primer campo de yuca (mandioca) en una zona cultivada, así como herramientas, molinos de mano, almacenes repletos de frijoles y otros vestigios que indican un entorno prospero agroalimentario .

Arquitectura y estructura del sitio

El conjunto de Joya de Cerén comprende alrededor de 18 edificaciones identificadas, de las cuales 10 han sido excavadas total o parcialmente. Entre estas se incluyen:

  • Viviendas domésticas construidas con adobe y entramado de madera, techos de paja y muros decorados con motivos geométricos.
  • Almacenes destinados a guardar granos, frijoles y semillas, a menudo en proceso de renovación, lo que revela una comunidad activa .
  • Cocinas y talleres, donde se hallaron restos de obsidiana, artefactos cerámicos, y huellas de procesos culinarios.
  • Temazcal comunitario, un espacio para rituales de baño, posiblemente asociado a la cohesión social y prácticas religiosas .

Los edificios públicos, como la sala comunal y el temazcal, fueron levantados a base de tierra compactada, mientras que los hogares usaron la técnica de wattle-and-daub (entramado de madera recubierto de barro), resistente a terremotos.

Las herramientas cotidianas, y restos vegetales carbonizados —maíz, frijoles, y frutales como guayaba, agave y cacao— fueron halladas in situ, revelando prácticas agrícolas y dietéticas precisas del siglo VII .

Valor arqueológico y científico

Joya de Cerén ofrece una ventana única al pasado debido a la conservación excepcional de materiales orgánicos y artefactos que normalmente no sobrevivirían en entornos tropicales.

El hallazgo de un campo de yuca es especialmente relevante, ya que representa la primera evidencia de este cultivo en América precolombina, lo que amplía el entendimiento de la dieta y agricultura prehispánica . Además, se han identificado técnicas de riego y terrazas agrícolas, según fuentes comunitarias y académicas .

La ausencia de restos humanos sugiere que la evacuación fue suficiente y a tiempo, y los patrones arqueológicos indican que ocurrió alrededor de las 21:00 horas, cuando se hallaban herramientas guardadas, fuegos prendidos y esteras enrolladas .

Este nivel de detalle permite reconstruir no solo la economía agrícola y el uso doméstico, sino también la vida ritual, el uso del temazcal y la estructura comunitaria de un pueblo maya ordinario.

Conservación y gestión del patrimonio

Desde su declaración como Patrimonio Mundial en diciembre de 1993, Joya de Cerén ha enfrentado desafíos considerables en su preservación. La ceniza volcánica, junto con la humedad tropical y vegetación, genera microflora que degrada las estructuras de barro, sumado a la acción erosiva del viento y lluvias intensas.

En los años noventa, el Comité del Patrimonio alertó sobre inundaciones provocadas por el huracán Mitch en 1998, que afectaron seriamente los techos protectores y zonas excavadas, impulsando una iniciativa conjunta para garantizar la gestión de riesgos .

Actualmente, el plan de manejo combina la labor de la Ministerio de Cultura (antes CONCULTURA), la ONG local FUNDAR y el Getty Conservation Institute, quienes implementan estrategias como techado mejorado, control de humedad, retiro de vegetación nociva, y monitoreo periódico.

El compromiso comunitario ha sido clave: los pobladores vecinos participan activamente en las excavaciones, mantenimiento y guianza, fortaleciendo un sentido de identidad ligado a la conservación del sitio .

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