Guía completa de otitis en perros y gatos: diagnóstico y tratamientos

Los problemas de oído, como la otitis, son una causa frecuente de dolor y malestar en perros y gatos. Esta afección puede presentarse en tres formas —externa, media o interna— y suele manifestarse con síntomas como sacudidas repetitivas de cabeza, rascado intenso, secreción, mal olor e inflamación del canal auditivo. La otitis no solo afecta al bienestar del animal, sino que también puede complicarse, extendiendo la infección a estructuras más profundas y poniendo en riesgo funciones auditivas y de equilibrio.

La detección temprana es esencial, ya que un diagnóstico oportuno facilita tratamientos más sencillos y menos invasivos, mientras que una otitis no tratada puede evolucionar a formas crónicas, con fibrosis o estenosis del canal del oído, o incluso requerir cirugía. Asimismo, conocer las causas subyacentes —como parásitos, hongos, bacterias o alergias— es crucial para un manejo eficaz y para prevenir recurrencias.

En este artículo segmentamos cada forma clínica de otitis (externa, media e interna), abarcando su diagnóstico y tratamiento. Revisaremos desde el examen físico y pruebas diagnósticas hasta las opciones terapéuticas —tópicas, sistémicas y quirúrgicas—, con pautas adaptadas a perros y gatos. El objetivo es ofrecer una referencia clara y rica en información, de lectura fluida y tono cercano, que sirva tanto a profesionales como a dueños preocupados por sus mascotas.

Otitis Externa: diagnóstico y tratamiento

La otitis externa es la inflamación del conducto auditivo externo y es la forma más común en perros, seguida por gatos. Clínicamente, los animales muestran enrojecimiento, edema, dolor, secreción —que puede ser purulenta o ceruminosa—, picor y, en casos avanzados, erosiones o estenosis .

El diagnóstico se fundamenta en una historia clínica detallada (edad, raza, hábitos, baños), exploración del pabellón y canal auditivo, y otoscopia, idealmente con sedación si hay dolor o estenosis significativa. La citología del exudado es la prueba más útil: con un frotis teñido se identifican bacterias, levaduras o ácaros como Otodectes cynotis.

Es común clasificar las causas en primarias (alérgicas, parasitarias, cuerpos extraños, atopía), perpetuantes (fibrosis, estenosis, rascado excesivo, cepas resistentes) y predisponentes (orejas colgantes, humedad). El abordaje terapéutico combina limpieza profunda (en clínica y en casa) con soluciones ceruminolíticas/antisépticas, seguido de aplicación local de fórmulas resistentes adaptadas al agente causal: antibacterianos, antifúngicos, antiparasitarios y glucocorticoides .

En casos más intensos, se añade tratamiento oral (antibióticos, antifúngicos, corticoides sistémicos, analgésicos). La duración suele ser de 2–4 semanas, aunque en situaciones crónicas puede prolongarse o requerirse mantenimiento indefinido. Cuando hay cambios estructurales severos o infección recurrente, se plantea limpieza quirúrgica o incluso ablación total del conducto auditivo, realizada por un cirujano.

Otitis Media: extensión al oído medio

La otitis media ocurre cuando la infección atraviesa la membrana timpánica o llega desde la trompa de Eustaquio o por vía sanguínea. Es más común en perros que en gatos, y en razas predispuestas (como el Cavalier King Charles Spaniel) puede estar presente sin signos externos.

Los síntomas suelen incluir signos de otitis externa acompañados de dolor más intenso, secreción persistente, pérdida auditiva, síndrome de Horner (ptosis, miosis, enoftalmía), parálisis facial o queratoconjuntivitis seca. En gatos pueden asociarse a pólipos nasofaríngeos o historia respiratoria.

Para diagnosticarla se hace anamnesis, exploración física y otoscopia, buscando la membrana timpánica abultada o alterada. Si está intacta pero hay sospecha, se requieren imágenes avanzadas (radiografías, ecografía, TC o RM), o diagnóstico mediante miringotomía y lavado del oído medio.

El tratamiento inicial es similar al de la externa, pero se incluye miringotomía, lavado del oído medio con solución tópica y aplicación de antibióticos o antifúngicos en grandes volúmenes en lugar de solo tratamiento sistémico. En casos crónicos o con bacterias multirresistentes, puede requerirse cirugía (ablación + osteotomía de la bulla).

Otitis Interna: afectación vestibular y neurológica

Cuando la infección se propaga al oído interno compromete el nervio vestibulococlear (VIII), provocando síntomas neurológicos como inclinación de cabeza, ataxia, nistagmo, giros y caídas.

El diagnóstico se apoya en la clínica, otoscopia, imágenes avanzadas (TC/RM) y, si es viable, lavado del oído medio mediante miringotomía . Se descarta así causas intracraneales o neoplasias.

El tratamiento combina antibióticos o antifúngicos específicos (según cultivo), antiinflamatorios y procedimientos de lavado. En casos crónicos o graves se puede indicar cirugía reconstructiva o ablativa del oído junto con bulla osteotomía . A pesar de la resolución de la infección, los signos neurológicos o la sordera pueden persistir si el daño fue extenso o prolongado.

Diferencias clave entre perros y gatos

En perros se prefiere el tratamiento tópico con antibióticos, antifúngicos, limpiadores y glucocorticoides, complementado con terapia oral y analgésica según el caso . En gatos es necesario mayor cuidado con los tópicos: suelen irritar, provocar alergias o hematomas, por lo que muchos veterinarios recomiendan solo limpieza con solución salina, y reservan los medicamentos tópicos para casos concretos como ácaros .

Mientras que los perros toleran bien las gotas óticas, los gatos suelen resistirse, y aplicarles medicamentos puede estresarles o resultar peligroso si arañan. En ambos, la vigilancia de la higiene auricular frecuente, especialmente en razas predispuestas, es fundamental para prevenir recurrencias.

Resumen de recomendaciones prácticas

  • Realiza limpieza frecuente con productos ceruminolíticos, siguiendo instrucción veterinaria.
  • Utiliza citología y cultivos para orientar el tratamiento con antibióticos, antifúngicos o antiparasitarios.
  • En casos graves o recurrentes, considera tratamiento sistémico y monitoreo citológico semanal o quincenal.
  • En otitis media o interna, haz uso de imágenes y procedimientos como miringotomía y lavado; y evalúa cirugía si hay resistencia o daño estructural.
  • Adapta tratamientos según especie y tolerancia; prioriza el bienestar emocional del gato evitando procedimientos invasivos sin necesidad.

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