Árbol: concepto, clasificación y ciclo de vida.

Los árboles son plantas que se caracterizan por tener un tallo principal leñoso y erguido, y suelen ser las plantas más altas en su madurez. Se distinguen de los arbustos por emitir generalmente un único tallo principal o tronco, y de las hierbas por tener un tallo compuesto principalmente de tejido leñoso. Aunque algunos árboles más pequeños pueden tener varios tallos, la mayoría de las especies grandes adoptan la forma de árbol. En la madurez, los árboles más pequeños pueden medir un poco más de 4,5 metros de altura y tener un diámetro de tronco de solo 15 centímetros, mientras que las especies más grandes pueden superar los 110 metros de altura y tener un diámetro de tronco de 6 metros.

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En términos generales, los árboles se dividen en dos categorías: árboles de hoja perenne y árboles de hoja caduca. Sin embargo, esta clasificación no es completamente precisa desde un punto de vista botánico. Los árboles de hoja perenne, también conocidos como perennifolios, mantienen sus hojas durante todo el año y reemplazan las hojas viejas con nuevas constantemente. Hay dos tipos principales de hojas perennes: la acicular o en forma de aguja, que es típica de las coníferas con hojas rígidas, delgadas y escamosas, y la hoja ancha que se encuentra principalmente en regiones tropicales, aunque también hay algunos ejemplos en zonas templadas. Los árboles de hoja caduca, por otro lado, son todos aquellos que tienen hojas anchas y pierden todo su follaje una vez al año, generalmente cuando llega la temporada fría u oscura.

Concepto de árbol

Aunque todos los árboles son plantas con semillas, se pueden clasificar en dos grupos principales: gimnospermas y angiospermas. Las gimnospermas, en su mayoría, tienen piñas o conos, mientras que las angiospermas son plantas con flor. Las angiospermas, a su vez, se dividen en dos clases según la estructura de su semilla: monocotiledóneas (también conocidas como Liliópsidas) y dicotiledóneas (Magnoliópsidas). De las 60.000 a 70.000 especies de árboles que existen, la mayoría son dicotiledóneas, mientras que solo hay unos pocos cientos de especies de monocotiledóneas y menos de mil especies de gimnospermas.

Un árbol es una planta perenne de tallo leñoso y elevado, que cuenta con ramificaciones y hojas en su parte superior, y raíces en su base para anclarse al suelo y absorber agua y nutrientes. Los árboles son organismos vivos que desempeñan un papel fundamental en el ecosistema, ya que contribuyen a la regulación del clima, la purificación del aire y el mantenimiento de la biodiversidad. Además, los árboles son fuente de madera, alimentos, medicinas y otros productos útiles para el ser humano y otros seres vivos. Hay una gran variedad de especies de árboles en todo el mundo, cada una con características únicas y adaptadas a su entorno.

La mayoría de las especies arbóreas pertenecen a los cinco órdenes vivos de gimnospermas, siendo los más importantes Pinales y Taxales, que corresponden a las coníferas. Por otro lado, entre las angiospermas, son escasas las especies de porte arbóreo que pertenecen a las monocotiledóneas, siendo la familia de las Palmáceas la única que se compone en gran parte de árboles y que se encuentra en las regiones tropicales y subtropicales de todo el mundo. Por su parte, las dicotiledóneas incluyen a casi todos los árboles de hoja ancha que se distribuyen por todo el planeta.

Existen árboles que datan desde el periodo devónico de la era paleozoica. Los Cordaites, del género más antiguo conocido por la paleobotánica, surgieron en el devónico temprano y se extinguieron al final del paleozoico. Ginkgoales, un orden de plantas arbóreas con gimnospermas, incluye la especie viviente más antigua, el ginkgo biloba. Las coníferas aparecieron en el carbonífero medio, mientras que las angiospermas arbóreas surgieron en el cretácico inferior de la era mesozoica. Para el plioceno de la era cenozoica, la mayoría de los géneros actuales de árboles ya se encontraban en la Tierra, y la mayoría de las hojas fósiles de árboles del plioceno son similares a las formadas por árboles actuales. La paleontología también es una fuente de información relevante sobre este tema.

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Condiciones del Clima y el Suelo

Los árboles tienen la capacidad de crecer en lugares donde hay suficiente agua en el suelo durante la mayor parte del año, aunque no prosperan en zonas desérticas ni en lugares donde la capa de agua superficial es suficiente para mantener una vegetación de pradera. En estas áreas, solo crecen en condiciones de cultivo bien controladas, a lo largo de ríos y arroyos, y en oasis. Los árboles que bordean los desiertos y las praderas a menudo son deformes o de porte enano. En las zonas más altas de las montañas o en los límites de los bosques boreales de coníferas, los árboles dispersos, retorcidos y enanos se conocen como krummholz. Sin embargo, en condiciones óptimas, los árboles crecen formando extensas masas de vegetación conocidas como bosques.

Cada especie de árbol tiene necesidades climáticas y de suelo específicas, por lo que su distribución geográfica es limitada. En cada zona, hay una especie arbórea dominante, que es la más común y la que mejor se adapta a las condiciones del lugar. En España, por ejemplo, el roble tozo o melojo es dominante en las majadas extremeñas, el castaño en ciertas partes de la Galicia interior, la encina en amplias zonas de Cataluña, el haya en los bosques pirenaicos y las choperas y fresnedas en las orillas de muchos ríos. Además, en toda la península Ibérica hay grandes áreas de montaña que han sido repobladas con pinos y eucaliptos.

Las especies arbóreas que se encuentran en el continente americano varían según la región. En Estados Unidos, por ejemplo, en Maine y el norte de Nueva York predominan las piceas y los abetos, mientras que en las zonas del sur de Nueva York, Michigan y Wisconsin se encuentran el abedul, el haya y el arce o maple. En los estados que bañan el golfo de México, son comunes especies como Pinus palustris y Pinus taeda. En las cuencas del Mississippi y del Ohio, así como en los Apalaches, se pueden encontrar el roble y el nogal. La secuoya, por otro lado, es característica de California, y en el litoral pacífico, al norte se encuentra el pino sitka y al sur el madroño.

En México, la franja de transición climática entre la zona templada del norte y la tropical del sur es determinada por el Trópico de Cáncer. Esta zona, junto con su compleja estructura geológica y su régimen de lluvias particular, crea una diversidad muy notable. A diferencia de las grandes agrupaciones de una sola especie, en esta zona varias especies comparten incluso pequeñas superficies de terreno, lo que destaca la diversidad presente.

Los árboles y arbolillos propios de las zonas áridas y semiáridas de México, como el chamizo, el palo fierro, el hojasén y el huizache, se encuentran principalmente en la península de Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, así como en algunas áreas de Hidalgo, Puebla y Oaxaca. En los desiertos de Sonora y Baja California, es común encontrar el torote o copalquín. En zonas templadas y frías de Chihuahua, Durango, Michoacán, Jalisco, norte de Puebla, Morelos y Veracruz, crecen árboles como el pino, la encina, el cedro y el abeto u oyamel.

En las zonas de clima húmedo templado, abunda el ahuehuete. El bosque mixto, que se encuentra en partes de Sonora, Chihuahua, Jalisco, Distrito Federal, Oaxaca y Chiapas, representa la transición del bosque de tierras altas al bosque tropical, y cuenta con especies como el palo batea, el encino blanco, el ocozote o liquidámbar y el árbol de las manitas. En la zona tropical, que se extiende desde el istmo de Tehuantepec hasta Yucatán, es común encontrar especies como la caoba, el capomo, el árbol del chicle, el cedro rojo, la ceiba, el corpo, el chicozapote, el hule, el mamey y el palo de Campeche. En Veracruz, Tabasco, Chiapas y Yucatán destacan el aguacate, la magnolia, el jaboncillo, el guayabo y el copal. En los manglares, que se desarrollan en los litorales de México y América del Sur, la especie característica es el mangle.

La selva nicaragüense se caracteriza por la presencia predominante de la caoba (Meliáceas), mientras que, en Guatemala, el Pinus occidentalis es la especie más común, la cual se extiende hasta el trópico antillano. En las selvas vírgenes de la zona ecuatorial y de la cuenca del Amazonas, se encuentran el caucho, el cacao y el plátano. En las montañas tropicales del sur del continente, se pueden encontrar las quinas, mientras que en las selvas montañosas aparecen las coníferas, como la Araucaria brasiliensis. En los bosques de Chile y Argentina, se encuentran el ciprés de Chile, la haya y el radal. En Chile, también se encuentran bosques donde domina el alerce de Chile, así como la especie Araucaria araucana y el pino araucano.

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Ciclo de vida de un árbol

Estructura Básica: Los árboles, al igual que los arbustos, incrementan su tamaño al añadir múltiples capas de tejido leñoso alrededor del tallo original de la plántula. El eje que forma la raíz y el tallo se divide en tres capas principales. La capa más externa es la epidermis, compuesta por células de pared delgada que protegen los tejidos internos del eje. La capa media o córtex está formada por células más grandes y de pared fina que actúan como células de almacenamiento temporal. La capa interna o estela está compuesta por un anillo de células pericíclicas resistentes, un anillo de células de floema, un anillo de células leñosas o de xilema y un núcleo interno de células con paredes delgadas llamado médula.

Desarrollo embrionario: Durante las primeras fases del crecimiento de una planta, se forma una capa embrionaria de células llamada cámbium, que se encuentra en constante división y produce de manera alterna células de floema y xilema. Cuando una célula del cámbium se divide para producir células de xilema, la célula más interna de las dos células resultantes se convierte en xilema y la célula exterior sigue siendo cámbium para la siguiente división. En la siguiente división, la célula más externa se convierte en célula del floema y la célula interna sigue siendo cámbium. En general, se producen más células de xilema que de floema.

Desarrollo: A medida que el eje de la planta crece, el cámbium se divide continuamente, lo que gradualmente aumenta la circunferencia del tronco. Sin embargo, los tejidos externos, como el floema, el periciclo y el córtex, se rompen y fisuran, lo que los hace desprenderse de la planta. El cámbium suberoso o felógeno se forma en la parte externa del floema, lo que da lugar a múltiples capas de células de corcho que protegen el tronco. A medida que el cámbium suberoso se abre debido a la presión del leño, se forman nuevas capas de corcho para reemplazar las que se han fisurado, desarrollando fisuras características en la superficie.

Madurez: En la etapa de madurez, el tronco del árbol está formado por varias capas de células suberosas con fisuras en la parte exterior. Estas capas incluyen el cámbium suberoso, algunas capas de floema aplastado, otras de floema funcional, el cámbium y numerosas capas de xilema, que por lo general constituyen más del 95% del diámetro del eje. En conjunto, estas capas se conocen como madera o leño, mientras que las capas exteriores se denominan corteza. El cámbium suberoso divide la corteza en exterior e interior.

Anillos anuales: Se forma un anillo anual o de crecimiento en la madera cada año, ya que las células de xilema producidas en primavera son grandes y las formadas más tarde son pequeñas, y el crecimiento se detiene durante el invierno. La anchura de cada anillo está influenciada por factores climáticos y otros factores variables, lo que ha permitido a los arqueólogos utilizar la dendrocronología para estimar las condiciones climáticas y las variaciones ambientales de épocas pasadas. Esta técnica de datación se basa en la comparación de los anillos de árboles de edad conocida con los de ejemplares de edad desconocida, lo que ha permitido la elaboración de una cronología que se remonta a unos 4.000 años atrás. La arqueología ha utilizado la dendrocronología para fechar estructuras y edificios antiguos que contenían vigas de madera. Los anillos más antiguos, de color oscuro, se denominan duramen y no suelen ser funcionales, mientras que los más jóvenes, de tonalidad más clara, transportan savia y se conocen como albura.

Nutrición: El eje del árbol está compuesto por distintos tejidos que desempeñan diferentes funciones. La albura es el tejido que se encarga de transportar agua y nutrientes minerales desde el suelo hasta las hojas, donde se produce la fotosíntesis. Además, también transporta los productos gaseosos de la respiración hacia las hojas, desde donde se liberan a la atmósfera. Por otro lado, el floema se encarga de transportar los alimentos producidos en la fotosíntesis, así como el oxígeno absorbido del aire, hacia las raíces de la planta. De esta manera, los tejidos del árbol trabajan juntos para mantener el correcto funcionamiento de la planta.

Reproducción: Los árboles, al igual que la mayoría de las plantas, se reproducen mediante un proceso de alternancia de generaciones. En algunos casos, los óvulos y el polen pueden formarse en la misma flor o inflorescencia, mientras que, en otros, como en los acebos, fresnos, arces, tejos, enebros y ginkgos, existen plantas con flores exclusivamente masculinas o femeninas. La polinización puede ser anemófila o entomófila, y en raras ocasiones, como en ciertas especies de abedul, las semillas fértiles pueden producirse sin necesidad de polinización.

Longevidad: La duración de la vida de un árbol varía según la especie. Por ejemplo, algunos abedules mueren después de unos cuarenta años, mientras que el arce de Canadá puede vivir hasta 500 años. Algunos robles pueden vivir hasta 1.500 años, ciertos enebros alcanzan los 2.000 años y existen secuoyas gigantes que tienen 4.000 años de antigüedad. El pino del Colorado (Pinus aristata), originario de los Estados Unidos, es el ser vivo más longevo del mundo, habiéndose identificado ejemplares que superan los 4.000 años de edad.

Aplicaciones: Los árboles y sus derivados tienen una gran importancia para la humanidad, y se pueden encontrar más detalles sobre su cultivo y utilización en la silvicultura, industria maderera, y en los artículos que se dedican a las distintas especies arbóreas. Además, los árboles pueden ser una fuente de productos alimenticios, y se puede obtener más información sobre los árboles frutales en particular en los artículos dedicados a ellos y en la horticultura. Otro uso importante de los árboles es su capacidad para controlar la erosión, lo cual se explica más en profundidad en el artículo sobre conservación de la tierra. Por último, es común emplear árboles como elementos ornamentales en áreas públicas como parques, avenidas, bulevares y jardines.

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